Que me embista un toro, debió pensar Francisco Javier Corpas allá por el mes de marzo, cuando se enteró de que estaba puesto en Madrid por San Isidro. Que me embista un toro, pero no como el primero de Jesús Millán noble pero soso, ni el segundo del maño soso y complicado, ni como el primero del lote de Fernando Robleño sin humillar, no asi su segundo, remiendo de El torreón al que cortó una oreja por estar bien colocado y sacarle varias tandas por el derecho cuando estaba a punto de escapársele el tren. No, que me embista un toro con nobleza, transmisión, recorrido y humillando, y resulta que en lugar de embestirle un toro le embisten los dos, su primero de Palha llevaba el soñado cortijo en sus embestidas y su segundo de El Torreón los gastos de mantenimiento para toda la vida, el único problemilla es que además de las cualidades anteriormente citadas, los toros tenían casta y bravura, qué cabrones y el sevillano incapaz de dar un muletazo limpio en toda la tarde y con más enganchones que los que le esperan a José Mourinho con los periodistas en la sala de prensa del Bernabéu la próxima temporada.
Según declaraciones efectuadas a Burladero.com Francisco Javier dice "
estar deseando volver cuanto antes a las Ventas", pues hoy mismo sin ir más lejos tiene oportunidad, con la "caída" del cartel de los Adolfos, seguro que devuelven un montón de entradas en taquilla.
Por cierto, al igual que Don Adolfo Martín ha tenido la verguenza torera de retirar sus toros del cartel de hoy al no pasar varios de ellos el reconocimiento previo, el señor Joao Folque de Mendoza titular de los cuatro Palhas lidiados ayer podía haber hecho lo mismo haciendo honor a la dignidad ganadera y asi por lo menos se hubiera ahorrado las comparaciones con los dos remiendos de El torreón, de excelente presentación con casta y posibilidades en la muleta, pero eso de la dignidad ganadera es algo que al igual que la casta y la bravura, también se va extinguiendo poco a poco en los campos de Iberia.
Finca y toros de El Torreón, propiedad del matador Colombiano César Rincón, porque los toros llevan cortijos en sus embestidas y los buenos toreros arte, valor y torería para conseguirlos.
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