Nunca soñé con ser torero, no me refiero al hecho de desearlo que si lo he deseado y durante toda mi vida, me refiero al hecho literal de soñar, a ese universo de formas intangibles que se nos aparecen de la nada cuando nuestro cuerpo duerme y el subconsciente nos tranporta a unos mundos a veces tan inalcanzables que jamás, en la vida real, nos hubiéramos imaginado y otras nos representa escenas cotidianas de nuestro devenir diario tan reales como la vida misma.
Pues resulta que a mi subconsciente nunca le ha dado por enfundarme un terno catafalco y oro por ejemplo y ponerme en los medios de las Ventas citando de frente a un Victorino, pegarle veinte por bajo y matarlo por arriba al encuentro. Más bien las veces que me ha tocado estar delante de un toro en alguno de mis sueños, corria despavorido en busca de cobijo con el astado comiéndome terreno a cada paso y vestido de calle, por suerte, estos sueños siempre acaban antes de que el toro me coja, no se si eso será bueno o malo para los que interpretan los sueños.Donde si que me ha puesto el subconsciente dichoso ha sido en un campo de fútbol, anoche sin ir más lejos, un campo sin gradas y lleno de jugadores del equipo contrario a los que yo regateaba a lo Maradona en México 86, uno tras otro por la derecha, por la izquierda, vamos un crack, una megaestrella, por desgracia siempre acaban los sueños sin marcar el gol de mi vida y tampoco se si será bueno o malo.
Pero hay una cosa en mi vida que ni la soñé ni la deseé jamás y no es que no la desease por que no me agradase, que me agrada, sino por imposible de lograr, esa cosa es escribir de toros en un periódico de tirada nacional. Nunca lo soñé y nunca lo deseé pero un buen día mi amigo Javier Villán crítico taurino y de teatro del diario El Mundo, me dió la oportunidad de colaborar esporádicamente en su periódico. Nunca lo soñé ni lo imaginé porque nunca me creí capaz, pero gracias a su apoyo, sus consejos y los de algún otro amigo he logrado que me publiquen alguna que otra crónica de las ferias de Arnedo y Logroño de las que me siento muy orgulloso, entre otras razones por no haber dejado en mal lugar a mi amigo Villán.
Ni soy periodista ni me considero periodista, es más me ruborizo cada vez que a algún amigo le da por presentarme como crítico taurino de El Mundo, por suerte o por desgracia no vivo de la crítica taurina, pero respeto y admiro a todos los periodistas honestos ya sean taurinos o no. Por eso me da tanta pena que a una corrida como la de ayer se le llame de la prensa y me acuerdo de algún amigo periodista como Pablo García Mancha o Javier Villán y de tantos que dignificaron la profesión de cronista taurino como Joaquín Vidal, Alfonso Navalón, Vicente Zabala, Juán Posada, Antonio Díaz-Cañabete, Julio de Urrutia, César Jalón (Clarito), Gregorio Corrochano, Alejandro Pérez Lugín (Don Pío), José de la Loma (Don Modesto), Mariano de Cavia (Sobaquillo), Antonio Peña y Goñi.... me dejaré infinidad de ellos que por modestos no han pasado a la fama y que ni en sus peores pesadillas habrán soñado tal desprestigio de la profesión como la corrida de la Prensa.
Pues resulta que a mi subconsciente nunca le ha dado por enfundarme un terno catafalco y oro por ejemplo y ponerme en los medios de las Ventas citando de frente a un Victorino, pegarle veinte por bajo y matarlo por arriba al encuentro. Más bien las veces que me ha tocado estar delante de un toro en alguno de mis sueños, corria despavorido en busca de cobijo con el astado comiéndome terreno a cada paso y vestido de calle, por suerte, estos sueños siempre acaban antes de que el toro me coja, no se si eso será bueno o malo para los que interpretan los sueños.Donde si que me ha puesto el subconsciente dichoso ha sido en un campo de fútbol, anoche sin ir más lejos, un campo sin gradas y lleno de jugadores del equipo contrario a los que yo regateaba a lo Maradona en México 86, uno tras otro por la derecha, por la izquierda, vamos un crack, una megaestrella, por desgracia siempre acaban los sueños sin marcar el gol de mi vida y tampoco se si será bueno o malo.
Pero hay una cosa en mi vida que ni la soñé ni la deseé jamás y no es que no la desease por que no me agradase, que me agrada, sino por imposible de lograr, esa cosa es escribir de toros en un periódico de tirada nacional. Nunca lo soñé y nunca lo deseé pero un buen día mi amigo Javier Villán crítico taurino y de teatro del diario El Mundo, me dió la oportunidad de colaborar esporádicamente en su periódico. Nunca lo soñé ni lo imaginé porque nunca me creí capaz, pero gracias a su apoyo, sus consejos y los de algún otro amigo he logrado que me publiquen alguna que otra crónica de las ferias de Arnedo y Logroño de las que me siento muy orgulloso, entre otras razones por no haber dejado en mal lugar a mi amigo Villán.
Ni soy periodista ni me considero periodista, es más me ruborizo cada vez que a algún amigo le da por presentarme como crítico taurino de El Mundo, por suerte o por desgracia no vivo de la crítica taurina, pero respeto y admiro a todos los periodistas honestos ya sean taurinos o no. Por eso me da tanta pena que a una corrida como la de ayer se le llame de la prensa y me acuerdo de algún amigo periodista como Pablo García Mancha o Javier Villán y de tantos que dignificaron la profesión de cronista taurino como Joaquín Vidal, Alfonso Navalón, Vicente Zabala, Juán Posada, Antonio Díaz-Cañabete, Julio de Urrutia, César Jalón (Clarito), Gregorio Corrochano, Alejandro Pérez Lugín (Don Pío), José de la Loma (Don Modesto), Mariano de Cavia (Sobaquillo), Antonio Peña y Goñi.... me dejaré infinidad de ellos que por modestos no han pasado a la fama y que ni en sus peores pesadillas habrán soñado tal desprestigio de la profesión como la corrida de la Prensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario