sábado, 22 de mayo de 2010

DRAMÁTICA TARDE DE PARECIDOS

A Julio aparicio se le veía juncal, estilizado, repeinado e inmaculado con su vestido negro y plata. Parecía el Julio Aparicio de los 90 que abriera la puerta Grande con una vibrante faena de dos orejas en un mayo Isidril. Llegó Aparicio pareciéndose a Julio Aparicio y le echó el capote al jabonero que abrió plaza, se lo trajo toreado hasta la cintura, lo templó y lo vació cargando la suerte en tres verónicas apauladas que rezumaban sabores añejos de tardes lejanas. Con la muleta a poco de empezar el trasteo, perdió pié por una traicionera zancadilla del toro, quedó por unos instantes a merced de los pitones del Juanpedro que le asestó una de las cornadas más terroríficas que haya visto jamás, el pitón derecho le entró por el cuello a la altura de la mandíbula y le salió por la boca dejándolo colgado en unas décimas de segundo angustiosas y brutales, a estas horas el sevillano se recupera de las múltiples lesiones y parece que su vida no correrá peligro, pero yo todavía siento escalofríos cuando veo las fotos que inundan las portadas de la prensa nacional y me quedo como en el instante que vi la repetición de los del plus, pegado a mi asiento con el alma encogida y la respiración contenida.

A la tarde y a la plaza les costó reponerse de semejante situación y más cuando el segundo cogió de malas maneras a El Cid tirándole una cornada al muslo y otra al abdomen que por fortuna no calaron en el de Salteras. El Cid, también se pareció a aquel torero firme y poderoso que cautivó Las Ventas y que durante temporadas fue la tabla de salvación de la afición, pero ojo, sólo se pareció, Manuel Jesús únicamente tuvo la actitud y la concentración que se le puede exigir para pisar la arena venteña, de haber tenido esa actitud con los de Alcurrucén y los del Puerto de San Lorenzo, la resurección se hubiese consumado en su totalidad, de momento nos podremos contentar con que no se haya ido definitavamente, que no es poco y con una oreja del sexto que se me antoja poco balance para el conjunto de una feria con varios desorejables, pero por lo menos nos ha demostrado y lo más importante se ha demostrado a él mismo que si quiere puede.

Tampoco se fue la afición de sus localidades como reclamaba la convocatoria de huelga por SMS, difícil abandonar la localidad, por mucho que hubiese que reivindicar cuando un torero se encuentra en el hule con un tabaco tan fuerte y desagradable como el de Aparicio. La afición de Madrid se quedo en sus tendidos y por momentos se volvió a parecer a la afición de Madrid, ejerciendo la mejor de sus reivindicaciones, estando en su sitio y alzando la protesta en forma de grito lanzado al aire,¡¡¡ TOROS, TOROS!!!. Porque los que más se parecieron en la tarde de ayer a lo que realmente son, fueron la mierda de toros de Juan Pedro Domeq, similares a la bazofia que lleva soltando por los ruedos de Iberia desde hace décadas, chicos, descastados, escasos de fuerzas, nobles si nobilísimos como los señores feudales de alta alcurnia, en definitiva borregos de marca para las figuras capaces de estar por encima de ellos sin ningún esfuerzo aparente, como el manso de Florito que se quiso beneficiar al sobero de Gavira devuelto por falta de fuerzas, no se me malinterprete, no quiero decir que el mismo Florito, veedor de la empresa y eficiende pastor de la parada de mansos de las Ventas quisiera satisfacer sus deseos carnales con el sobrero, sino uno de sus bueyes que no pudo refrendar sus impulsos sexuales y se alzó sobre la culata del toro camino de los corrales, lo que ocurriese dentro, sólo Florito lo sabe.

Por último está Morante, el torero barroco que suelta media docena de versos Lorquianos, se va y aquí paz y allá gloria, debería plantearse el de La Puebla del Río el apuntarse a otro tipo de corridas si de verdad desea conseguir triunfos mayores en ferias importantes, pero quizá su idiosincrasia taurina se conforma con ese ramillete de verónicas aunque resultasen algo desdibujadas por su velocidad como las de ayer. En fin Morante no se pareció a Morante porque Morante es Morante.


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