martes, 18 de mayo de 2010

DOMINGO NAVARRO, TORERO DE PLATA Y SUBALTERNO DE ORO

Fue una tarde difícil y complicada en las Ventas, saltaron al ruedo seis novillos de Moreno Silva, puro encaste Saltillo, mansos, con mucha casta, en dos de ellos de la mala, duros y muy complicados, salvo el segundo y el tercero, desorejables y el sexto muy castigado en varas. Los tres novilleros, sobradamente preparados para matar cuantas novilladas les echen del monoencaste, se toparon con embestidas reservonas e inciertas, coladas fraticidas al mínimo descuido con la muleta, arreones violentos que hacían tirar los trastos y coger rápidamente las de Villadiego, gazapeos huidizos a la hora de cuadrar al novillo para entrar a matar y una dureza inusual tras recibir sangrientos puyazos y múltiples estocadas que hacían imposible doblegarlos. Tal es así que a dos de los novilleros les sonaron los tres avisos sin poder acabar con la vida de su oponente, hasta cierto punto por el poco oficio y la ineficacia de estos con la espada.

En las cuadrillas cundió el pánico y el miedo, ese miedo que la mayoría de las tardes parece estar oculto en las entrañas de los matadores y subalternos, se adueñó del ruedo en forma de carreras, desarmes, pasadas en falso, puyazos en la paletilla, pares en el pescuezo, saltos al callejón... vamos un drama, menos mal que ahi estaba un torero de plata de nombre Domingo Navarro, siempre bien colocado, la importancia de la colocación cobra su máxima expresión en tardes como estas en las que el mínimo descuido se convierte en tragedia, en las que estar atento a todos los momentos de la lidia se convierte en una obligación para cualquiera que se sienta profesional, ya sea monosabio o torilero, no importa la categoría, en esos momentos en los que un quite le evita la cornada a tu compañero todos son toreros y todos son subalternos.
Domingo Navarro, torero de plata y subalterno de oro, ha demostrado con sus oportunos y milagrosos quites que para ser torero no hace falta vestirse de luces ni pegar pases a un toro sino tener torería y ponerse en el sitio. Ole Torero.


Domingo Navarro

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