BARÇA - MADRID, Y YO EN LA ÓPERA

Debo reconocer de antemano que me gusta infinitamente más el fútbol que la ópera. Pero el pasado domingo cuando cientos de millones de espectadores en el mundo contemplaban el clásico del fútbol español Barça-Madrid, ese que se denomina cada año como el partido del siglo, yo me encontraba presenciando otro clásico que también habrá sido contemplado por millones de espectadores a lo largo de la historia, Rigoletto.

Así como del fútbol, tambien apodado como deporte rey, conozco casi todos sus entresijos, de la ópera mi desconocimiento era total. Desconocía su formato, que vienen a ser como las partes de un partido de futbol, en el caso de la ópera de Verdi se componía de tres. Desconocía los actores, que se asemejan a los jugadores de un equipo,desde la soprano o el tenor a los barítonos o las mezzosoprano pasando por el coro y acompañadaos todos ellos por la Orquesta Sinfónica con su Director a la cabeza, aparte de los que actúan en la sombra como director musical, artistico, etc. vamos lo que viene siendo todo una plantilla.

Antes de asistir a dicha representación me aconsejaron leerme la sinopsis de la obra, osease, lo que va a suceder. Más o menos lo mismo que si hubieses seguido la prensa deportiva durante la última semana, todos sabían, por supuesto, que Cristiano Ronaldo jugaría de tirular en el Madrid al igual que Leo Messi en el Barcelona, cómo no lo van a saber si a lo largo de la semana publican el mismo número de veces la noticia del derecho que del revés, por lógica que en alguna de sus cientos de páginas publicadas sobre el partido habran acertado, pues bién, resulta que después de leerme el libreto de la ópera me entero que ésta trata sobre un bufón jorobado de nombre Rigoletto que se burla con sarcasmo de cuantos le rodean sobre todo de un Conde encolerizado porque el Duque de Mantua, valedor del bufón, ha violado a su hija,El Conde de Monterone, harto de las burlas de Rigoletto, lo maldice.
Rigoletto vuelve a casa obsesionado y temeroso por la maldición y se encuentra con Sparafucile, un asesino a sueldo que se ofrecer a matar por dinero al causante de su desesperación, éste no acepta, pero tampoco descarta esta opción. Cuando vuelve a casa encuentra a su hija Gilda a la que tiene oculta del resto del mundo y que logra tranquilizarlo un poco, pero al irse, llega el Duque que ayudado por el ama de llaves entra en la casa y declara su apasionado amor por Gilda, la cual queda atrapada por las palabras del Duque. Tras retirarse el Duque llegan los nobles dispuestos a vengarse del jorobado por sus continuas ofensas y tras engañarle diciendo que van a secuestrar a la Condesa Ceprano, a la que tambiñén pretendía el Duque, secuestran a su propia hija pensando que era su amante mientras Rigoletto con una máscara ciega en los ojos se queda sujetando la escalera, al irse los cortesanos, éste descubre el engaño. Hasta aquí llega el primer acto o sea, la primera parte que trasladado al partido jugado en Barcelona se asemejaría en ciertos aspectos.
Por lo que he podido averiguar viendo el partido en diferido, como aquel Real Madrid-Benfica, el equipo blanco llegaba a la Ciudad Condal con ciertas taras a su espalda como pudieran ser, el mal juego desplegado en este inicio de liga o la falta de continuidad de algunas de sus estrellas recientemente fichadas a golpe de talonario, pero con cierto sentido burlesco por encontrarse delante en la clasificación y más aún por comenzar el partido atacando al Barça donde más le duele, apoderándose del balón y creándole ocasiones de mucho peligro.

En el segundo acto, sufre Rigoletto la burla de los cortesanos y tras rogarles, hasta que lo consigue, que le devuelvan a su hija, ésta le cuenta lo sucedido con el Duque de Mantua y le confiesa estar enamorada de él. Rigoletto vuelve a pensar en la maldición y jura vengar a su hija. Más o menos esto vendría a ser el descanso del partido donde Pelegrini y Guardiola conspiran sus planes a desarrollar en el tercer acto.

El tercer acto discurre en una posada aislada, al borde del río, allí acude el Duque atraído por los encantos de la hermana del asesino Sparafucile, ese es el plan que tiene para asesinar a sus víctimas. Rigoletto llega con su hija para espiar al duque y así se de cuenta de que las promesas de amor que le había proferido serían identicas a las que recibiría Maddalena, la hermana del asesino. Gilda en efecto escucha la declaración que le desgarra el corazón, su padre le ordena que huya disfrazada de hombre, para mayor seguridad, hacia Verona y ésta en principio acepta. Rigoletto paga al asesino la mitad de lo acordado y este se dispone a cometer el crimen pero su hermana le suplica que no lo haga ya que se ha enamorado del Duque y le propone que en su lugar maten a otra persona y se lo entreguen en el saco al Bufón. Sparafucile en principio se niega pero luego le propone que si antes de media noche llega alguien a la posada, ocupará el sitio en el saco destinado al Duque. Minutos antes de la hora señalada, llaman a la puerta.
Resulta ser Gilda que tras escuchar la defensa que Maddalena hace del Duque decide no ser menos y sacrificarse en muestra de su amor hacia él. Rigoletto tras pagar el restante, regoge el saco y se dispone a lanzarlo al río con el cadaver cuando escucha la voz del Duque a lo lejos, contando "La Donna é mobile" y sus presagios se cumplen cuando al abrir el saco descubre que es su hija quien ocupa el lugar del Duque. La ópera acaba con Rigoletto gritando Madizione. Más o menos lo que le ocurrió al Real Madrid tras acabar la segunda parte del encuentro, jugaron su mejor encuentro, pero no lograron ganar al Barça. Se encomendaron a un "asesino" Cristiano Ronaldo, y estuvieron a punto de lograr su objetivo, de no ser por Puyol, como siempre sacrificado por la causa y por Messi, Iniesta y Xavi que con sus encantos técnicos, los ensimismaron con toques y paredes imposibles en espacios inverosímiles. No cambió el Barça de víctima, sino de "asesino", Ibrahimovic recien salido a escena asestó una puñalada certera al fondo de la red imposible de detener para Iker casillas, que posiblemente exclamase, al observar el balón en la red, MALDIZIONE.
Al abandonar el teatro un amigo me confesaba que había estado muy bién, a mi personalmete me gustó, pero no sabría decir si estuvo bién o no, para eso tendría que volver, cosa que estoy seguro haré aunque vuelva a coincidir con la retransmisión del clásico en la segunda vuelta, Madrid-Barça, que por supuesto volverá a ser el partido del siglo.