Seamos realistas, pidamos lo imposible. Éste era uno de los lemas del mayo del 68 en París. Seamos realistas, nos encontramos en el año 2009 en España, pidamos lo imposible, respeto. Respeto para los que amamos una fiesta ancestral que se vive en ocho naciones distintas en todo el mundo. No me pondré yo a la altura de firmantes del mundo intelectual a favor o en contra de las prohibiciones, la mayoría de los que lo hacen a favor no pisan habitualmente los ruedos de Iberia ni de Cataluña pero su apoyo bienvenido sea y los que lo hacen en contra deberían pensar que si a alguien no le gustase su obra y consiguiese 50.000 firmas (espectadores que caben en la Monumental de México) ésta podría llevarse al parlamento catalán y debatir su posible prohibición. A mí por ejemplo me encantan las viñetas de Forges (firmante en contra de los toros) pero si no me gustasen bastaría con pasar de página cuando llego a su ubicación, no he leído nunca un libro de Lucía etxebarría pero eso no es razón para demonizarla, ni a Juanma Bajo Ulloa , Silvia Marsó o Paca Gabaldón. Hace pocas fechas en el festival de jazz de Sigüenza casi es suspendido un concierto porque un espectador presentó ante la Guardia Civil una denuncia contra el músico Larry Ochs, que se encontraba interpretando su obra, porque ésta no era jazz sino “música contemporánea” y la tenía prohibida por prescripción facultativa. El afectado espectador, presentó ante la Benemérita un parte médico que así lo confirmaba. A mí se me ocurren muchos partes médicos para obras que no me gustan, pero respeto los gustos del resto de humanos que habitan en el planeta. Por eso pido que me respeten a mí y a los millones de aficionados repartidos por todo el mundo, incluído Cataluña. Respeto para mis tradiciones, porque yo las tengo para ésos 69 municipios abolicionistas catalanes que se suman a la propuesta, muchos de ellos ubicados en la Costa Brava, paríso de la pesca submarina, que desde luego también debería de ser abolida, según sus planteamientos.
La plataforma Prou, es la que da cobijo a todos estos hijos del abolicionismo, en su página Web, apenas se habla de los motivos de su taurofobia, únicamente se hace referencia a la alta sensibilidad de la sociedad catalana por los animales, yo lo he podido comprobar en el zoológico de la Ciudad Condal, donde tienen “hospedados” fuera de su hábitat natural a un montón de especies animales y la gran conmoción social que se produjo tras la muerte de Copito de nieve, el orangután albino que murió de viejo y de asco, después de tantos años encerrado en una jaula de cristal. Se repiten a menudo en su página web las palabras votación, parlament, votos, diputados, estadísticas.... eso si, hay un apartado bien grande para las donaciones, explicando que aparte de para pancartas y campañas, sirven para pagar llamadas, gasolina o peajes, o sea que mientras que yo voy a los toros pagando todo de mi bolsillo, los que me insultan a la entrada de la Monumental de Barcelona van financiados por los donativos “anónimos”, porque si te quieres enterar de los donativos que se realizan , te sale una ventana explicándote amablemente que “actualmente estamos creando esta sección”.
Espero que la cordura llegue al Parlamento catalán y que mañana no se apruebe la iniciativa legislativa popular, porque con tanto antisistema que hay en Barcelona ya me veo al movimiento OKUPA toreando de salón en la Plaza de Cataluña, por tocar los cojones, digo yo.
Dibujo realizado por Ángela Bastida de 5 años de edad y a la que de momento no le gustan los toros, pero los respeta.
La base de todo esta en el respecto a la forma de pensar y actuar del prójimo.
ResponderEliminarNo se puede prohibir todo lo que a uno no le gusta, ya que no acabaríamos nunca. Con ir o no ir a los toros, se soluciona el problema.
En cuanto al sufrimiento de los animales, hay tanto sufrimiento como comerse un cochinillo de 15 días para Navidad. Y estoy de acuerdo con los taurinos en que si no hubiera toros, no existirían ni las dehesas ni los propios toros.
Dicho esto lo que les tenía que preocupar a los taurinos, es el creciente desinterés a la fiesta por parte de los viejos y nuevos aficionados. Esto es lo que de verdad puede acabar con los toros.
En cuanto al dibujo de Ángela (una gran observadora de la actualidad), se puede comprobar como el torero en vez de un torero parece un esqueleto.
Un artículo interesante como todos.
LLevas toda la razón en que la falta de interés puede acabar con la fiesta, pero creo que esa falta de interés viene provocada por la misma gente que vive del toro, porque hay que ver el ejemplo francés donde su apasionada afición responde con respeto ya sean jóvenes o viejos a la fiesta. Respecto al dibujo de Ángela, ya se sabe que los niños nunca mienten. Gracias Claudia.
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