Al año 2009 le queda prácticamente un suspiro, mañana a estas horas millones de personas en todo el mundo estarán brindando por un año que ya acaba, como el brinda porque ha ganado una batalla más al calendario con sus altas y sus bajas, como en toda contienda. Este último año, el mundo entero y en especial nuestro país, ha tenido que soportar demasiados suspiros. Como puede más mi osadía que mi ignorancia, me atrevo a escribir unas pequeñas estrofas sobre los suspiros de una nación, la española.
SUSPIROS DE UNA NACIÓN
Hay suspiros de odio,
hay suspiros de amor,
hay suspiros de amargura,
suspiros de desamor.
De dolor, alivio, luto,
de venganza, de pasión,
hay de ignorancia, de anhelo
de elegancia o de ilusión.
Hay de trabajo, de paro,
también de regulación,
de Navidad de Año Nuevo,
del sorteo del jamón.
Suspiros de compra y venta,
suspiros de tres por dos,
suspiros de vacas flacas
y suspiros de inflacción.
Suspiros de mano baja,
suspiros del arrimón,
suspiros de Puerta Grande,
suspiros del callejón.
Suspiros de marineros,
suspiros de cooperación,
suspiros de huelga de hambre,
suspiros de resignación.
Suspiros por Cataluña,
suspiros por el Peñón,
suspiros por nuestra España.
Suspiros de una nación.
Luis Domínguez Barco, suspirando por que los suspiros de última hora pasen lo más rápido posible.
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