viernes, 28 de septiembre de 2012

ZAPATO DE ORO DE ARNEDO; PRIMERA DE ABONO

CANTIMPLORAS VACIAS DE CASTA

La nada màs absoluta trajeron hasta Arnedo los novillos santacolomeños de La Quinta. Si le quedaba algo de crèdito a don Àlvaro Corradi en la Ciudad del Calzado,  ayer se le acabò todito, con la preocupación añadida de no saber si la cosa tendrá o no remedio, si el descastamiento general que mostraron ayer los utreros de La Quinta, es una cosa pasajera o es el resultado de una mala selección a la hora de querer hacer un producto vendible y no quedarse en el ostracismo de los encastes minoritarios a la espera de un ciclo venteño o una concurso en la que quemar definitavamente tantos años de trabajo.
Debe ser duro, durìsimo, para un ganadero ver salir uno a uno a sus novillos por chiqueros y salvo excepciones como el segundo, repetidor y noble y el cuarto con clase pero sin final en la muleta, el resto, descastados y sosos hasta el punto que una vez picados, echaban el freno de mano y no habìa Dios que los hiciera embestir a los engaños, ni mucho menos humillar, salìan de las suertes mirando al tendido, como ausentes, como si admirasen la belleza arquitectònica del Arnedo Arena y añorasen los cimientos de la Vieja Plaza  que tantos años  admiró  la bravura y la casta de sus hermanos, que tan cara vendìan su piel y con la que màs de un novillero triunfò con fuerza a orillas del Cidacos. Ayer ni gota de antiguos laureles, con el añadido del peligro sordo que supone el perseguir la franela sin ninguna codicia desparramando las caras y tirando gañafones a diestro y siniestro cada vez que atisbaban que detràs del trapo rojo habìa carne.
Ante este panorama, tres novilleros perdidos en el desierto,  el cordobès Mazzantini que toreo de capote con despaciosidad a su primero,  descastadìsimo y que sin terminar de cogerle el aire a su segundo que deslucìa un tanto las series en sus finales debido a su sosería.

El peruano Morenito de Canta, que en su primero no encontrò las distancias, el sitio ni el gobierno apropiados para dominar las repetidoras embestidas del ùnico de La Quinta con algo de emoción y nobleza y en su segundo se encontrò otro sin gota de casta en su interior.

Y Sebastiàn Ritter que ademàs de pechar con el peor lote, su primero sosìsimo y el que cerraba plaza descastadìsimo de principio a fin, se llevò un tabaco importante en la zona escrotal con el que permaneciò como si nada sobre el ruedo hasta que finalizò el festejo.

Me decìa un longevo aficionado al acabar el festejo; Si no tiene agua la cantimplora, joder tìrala de una vez y no estès esperando a que caiga la ùltima gota. Pues si alguien pensaba que en los Santa Coloma de La Quinta quedaba alguna gota, ayer en Arnedo quedò demostrado que la cantimplora de la casta en esta ganaderìa, está totalmentente vacía.

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