miércoles, 2 de marzo de 2011

LA OPORTUNIDAD DE ENCINA HERMOSA

Una oportunidad se puede considerar como una conveniencia de tiempo, de lugar y de circunstancias. Las circunstancias: el primer curso para aficionados prácticos organizado por Mariano Cifuentes el pasado sábado 26 de febrero. El lugar: la finca de Encina Hermosa, donde pastan los Coquillas de Cifuentes. Y el tiempo: excelente.

Llegué, ví, volví, ese podría haber sido un buen título para una crónica sobre mi paso por Encina Hermosa, de no ser porque entre el llegué y el volví aproveché mi oportunidad.

Mi inclusión en el cartel del curso de aficionados prácticos y la posibilidad de que me enfrentase por primera vez en mi vida cara a cara con una becerra, había levantado una expectación similar a la que produjo la reaparición de José Tomas en Barcelona en el 2007. El compromiso era serio y encima con coquillas, ahí es nada. No podía defraudar a mis loables seguidores por lo que empecé a entrenar duro. Como me dijo un buén amigo que los toreros no deben corren, sino andar, me puse a dar largos paseos por los montes y viñedos que rodean mi casa poniendo en orden mis pensamientos y buscando la paz interior que requiere todo torero antes de enfrentarse a su destino. Toreaba de salón día si día también, corregía posturas, movimientos, alturas, imporvisaba series, remates, quites... todo con una fecha en la cabeza, el 26 de febrero.

La mala suerte o quizás la grandeza de esta profesión hizo que justo una semana antes de mi compromiso en tierras extremeñas, sufriese una cornada interna en el tercio medio del gemelo de mi pierna derecha, una cornada de esas que tanto "odiamos los toreros" proque nadie la toma en cuenta como una cornada con orificio de entrada y cicatriz de por vida y sin embargo duele y molesta más que si te dejasen fuera de las ferias de Castellón, Valencia y Sevilla sin ninguna justificación.

En principio pensé en agarrarme al parte médico cual Cayetano cualquiera, pero una conversación con mi gurú en asuntos taurinos, I. J. Del Pino, El Monosabio, me hizo sacar mi orgullo torero y decidí no dejar pasar la oportunidad y embarcarme rumbo a Plasencia con la pierna haciendo surcos pero con el alma henchida de torería.

Amaneció el día de autos, 26F con una temperatura primaveral, curiosamente ésa noche dormí a pierna suelta, cosa extraña ya que me cuesta conciliar el sueño cuando me encuentro en cama ajena, otra señal de que algo grande iba a ocurrir en Encina Hermosa. Decía Rafael de Paula que cuando dormía bien y las horas antes de la corrida se notaba relajado, era síntoma de que las cosas le iban a salir bien delante del toro. Yo había dormido bien y estaba relajado.

Llegamos a Encina Hermosa a la hora fijada para el comienzo del curso, las diez de la mañana. Nos presentamos ante el señor ganadero don Mariano Cifuentes, nos acreditamos, nos explicó en qué iba a consistir el curso y cuando estuvo todo dispuesto nos acercamos con el resto de participantes, unos 45 en total, hasta la plaza de tientas.

D. Mariano Cifuentes junto a I. J. Del Pino ·El Monosabio"

Una vez en la plaza de tientas nos repartimos en tres grupos y a cada grupo se le asignó un maestro, Aníbal Ruiz, Andrés Palacios y Rafael de la Viña junto al novillero Pablo Belando que explicaron a los que no sabían cómo se coge correctamente un capote, cómo se monta una muleta, cómo se torea al natural o cómo se remata una serie con el de pecho. Cada alumno ataviado con su muleta y su capote daba lances al aire mientras que algún compañero hacía de toro con unos cuernos y el maestro Rafael de la Viña iba seleccionando a los que veía con más cualidades de entre los aspirantes para la prueba definitiva con las vacas, todo bajo la atenta mirada de don Mariano.

Tras las clases teóricas de toreo de salón se apartó el ganado a lidiar por la tarde, a unos les parecían grandes las becerras y a otros más grandes aún, yo personalmente dediqué poco tiempo a contemplar el enchiqueramiento y decidí pasear entre las hermosas encinas de la finca y observar parte de las 300 vacas origen Coquilla que posee el ganadero.

Comimos cada uno lo que le cupo, que antes de torear ya se sabe que el estómago se le encoge a uno, bueno, se le encoge a algunos porque hubo quien repitió paella. No hubo licores tras el café que alargasen la sobremesa y el valor de los aflijidos, así que sobre las cuatro de la tarde con un ligero y en ocasiones molesto viento sonaron los clarines y timbales en la plaza de Encina Hermosa.

Tentaron tres vacas Aníbal Ruiz, Andrés Palacios y el novillero Pablo Belando y después, saltaron una a una a la arena las tres vacas para los aficionados prácticos que habían superado las pruebas de selección matinales. Hubo de todo, coladas, desarmes, revolcones al torero, revolcones a la vaca, aspirantes con clase, aspirantes con orgullo, aspirantes con valor y lo más importante aspirantes con afición. Don Mariano había reservado dos vacas un poco más pequeñas para que los que no habían superado el corte no se fuesen de la finca sin torear. Isidro y yo nos dispusimos en uno de los burladeros a esperar que llegase nuestro turno para saltar al ruedo cuando ya la noche estaba cayendo sobre Encina Hermosa. Las dos vacas pequeñitas, resultaron las más bravas y encastadas del tentadero, se arrancaban con brío al caballo y se fueron quitando de encima a base de porrazos a casi todos los que se pusieron delante, Isidro que por orden de antigüedad debería haber salido antes que yo enseguida se reencarnó en Rafael Gómez el "Gallo" y yo que había seguido con mucho interés los consejos del maestro Rafael de la Viña, cuando nos decía que en el toreo hay que estarse quieto y pensar, decidí ponerlos en práctica en cuanto tuve ocasión pero alterando el orden, primero pensé y luego me estuve quieto en el burladero. De repente desde el otro extremo de la plaza de tientas se oyó una voz que decía alta y clara: ¿Hay alguien que no haya toreado? silencio... ¿Que si habéis toreado todos?... El silencio se apoderó del ruedo y tras el burladero dos figuras se empequeñecían atrincheradas viendo como el tren de las oportunidades se les escapaba sin ningún atisbo de poder alcanzarlo.

La oportunidad se había esfumado, había pasado el tren y ni siquiera había tenido el valor de perseguirlo más allá del burladero, pero, qué equivocado estaba, porque para cuando llegó ése momento, mi oportunidad ya estaba más que aprovechada, había conocido a un ganadero y a una familia entrañable que nos acogió en su casa con un cariño y una amabilidad encomiable, siempre atentos a cualquier detalle, siempre pendientes de todos, habíamos convivido durante una jornada con gentes de los lugares más insospechados, como el grupo de franceses y belgas o el aficionado llegado desde Andorra, habíamos puesto cara a vecinos de blog a los que sólo conocíamos virtualmente.... al final poco importaba un diploma o un trofeo porque hay detalles que a uno le conmueven más que todo eso como ver a Raul Simón un joven con síndrome de Down y una afición sin límites torear al alimón con Pablo Belando, por eso y por mucho más mi oportunidad la doy por más que aprovechada, lo siento por la recua de seguidores en busca de morbo que he dejado por el camino, pero qué le vamos ha hacer. Como decía rosendo . "Llegará mi oportunidad"


Raúl Simón al alimón con Pablo Belando, la foto es del blog "Objetivo el Toro" , uno de sus componentes, David Menacho fue a la postre el vencedor del certamen junto a Raúl.


2 comentarios:

  1. Yo al menos hice mi quite, tú ni eso... ah, y lo pienso contar en un post con pelos y señales.
    Bien contao maestro.
    Cumpliremos el objetivo tarde o temprano y a poder ser sin tener que acabar pisoteados por una becerra que tenía más casta y genio que muchos toritos de la dehesa.

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