Hay viajes en los que uno se embarca sin saber muy bien ni como ni porqué, bueno en mi caso si que sé el cómo y el porqué, el cómo es por mediación de mi socio en empresas taurinas I. J. Del Pino, más conocido como El Monosabio, que me cursó una invitación para apuntarnos a un curso de toreo para aficionados prácticos en la ganadería de D. Mariano Cifuentes, y el porqué , también lo sé, porque al contrario que mi admirado Diego Urdiales, yo no sé decir que no a nada. Y así me veo, a puntito de subirme en el coche de cuadrillas de Isidro y comerme 500 kilómetros hasta tierras extremeñas donde pastan los Coquillas de Cifuentes.
A estas alturas del partido, todavía no tengo muy claro si seré capaz de dar el paso adelante y salir al ruedo a enfrentarme a las becerras, sirva como excusa que hace una semana sufrí una rotura fibrilar en el gemelo practicando mi otra gran pasión, el fútbol. Todo el mundo me hace los mismos comentarios al respecto: "que ya no tenemos edad..." la mayoría de los que me lo dicen calzan barriga cervecera y niveles de colesterol y ácido úrico en vena como para donar a una ONG de ayuda al holgazán. El caso es que con mi parte médico bajo el brazo por si no lo veo claro, me presentaré en Plasencia y procuraré desplegar mi tauromaquia, ésa que le he visto realizar a Diego Urdiales durante las tardes de gloria, meciendo el capote con hondura y compás, rompiéndome la cintura en la media abelmontada, cictando con la muleta plana desde lejos para recoger la embestida en los medios y someter al animal sin brusquedades, asentados los talones en la arena, sintiendo cómo los pitones pasan rozando las femorales, con el cuerpo abandonado y los vuelos de la muleta a ras de suelo templando la brava acometida de la erala para rematarla con un cambio de mano seguido de un trincherazo que haga crujir los cimientos de la plaza de tientas. Despierta Luis.... Qué fácil y bonito se ven las cosas cuando de por medio no está el animal en cuestión y no se oye el sonido de sus pezuñas sobre la arena ni la respiración acelerada cuando se acerca a tí y ese momento mágico en el que tiene que elegir entre un trapo rojo y un cuerpo tembloroso, si fuese fácil todos seríamos toreros, pero la grandeza de esto es que es difícil, más que difícil, es un milagro y si este fin de semana en la ganadería de D. Mariano Cifuentes un servidor, es capaz de saltar al ruedo y pegarle un par de muletazos a una Coquilla de las de Cifuentes, habrá sido porque algún querubín o mi ángel de la guarda han intercedido por mí ante el altísimo, no, Fernando Romay no , que sí que era alto, pero no tanto como el otro.
Si por el contrario los que se pasean por este boulevard de vez en cuando advierten que las entradas no se actualizan en el plazo mínimo de una semana, pónganse en lo peor y no dejen de asistir a la corrida benéfica del 20 de marzo en Arnedo, los beneficios irán destinados al Montepío de toreros.
Que Dios reparta suerte.
A estas alturas del partido, todavía no tengo muy claro si seré capaz de dar el paso adelante y salir al ruedo a enfrentarme a las becerras, sirva como excusa que hace una semana sufrí una rotura fibrilar en el gemelo practicando mi otra gran pasión, el fútbol. Todo el mundo me hace los mismos comentarios al respecto: "que ya no tenemos edad..." la mayoría de los que me lo dicen calzan barriga cervecera y niveles de colesterol y ácido úrico en vena como para donar a una ONG de ayuda al holgazán. El caso es que con mi parte médico bajo el brazo por si no lo veo claro, me presentaré en Plasencia y procuraré desplegar mi tauromaquia, ésa que le he visto realizar a Diego Urdiales durante las tardes de gloria, meciendo el capote con hondura y compás, rompiéndome la cintura en la media abelmontada, cictando con la muleta plana desde lejos para recoger la embestida en los medios y someter al animal sin brusquedades, asentados los talones en la arena, sintiendo cómo los pitones pasan rozando las femorales, con el cuerpo abandonado y los vuelos de la muleta a ras de suelo templando la brava acometida de la erala para rematarla con un cambio de mano seguido de un trincherazo que haga crujir los cimientos de la plaza de tientas. Despierta Luis.... Qué fácil y bonito se ven las cosas cuando de por medio no está el animal en cuestión y no se oye el sonido de sus pezuñas sobre la arena ni la respiración acelerada cuando se acerca a tí y ese momento mágico en el que tiene que elegir entre un trapo rojo y un cuerpo tembloroso, si fuese fácil todos seríamos toreros, pero la grandeza de esto es que es difícil, más que difícil, es un milagro y si este fin de semana en la ganadería de D. Mariano Cifuentes un servidor, es capaz de saltar al ruedo y pegarle un par de muletazos a una Coquilla de las de Cifuentes, habrá sido porque algún querubín o mi ángel de la guarda han intercedido por mí ante el altísimo, no, Fernando Romay no , que sí que era alto, pero no tanto como el otro.
Si por el contrario los que se pasean por este boulevard de vez en cuando advierten que las entradas no se actualizan en el plazo mínimo de una semana, pónganse en lo peor y no dejen de asistir a la corrida benéfica del 20 de marzo en Arnedo, los beneficios irán destinados al Montepío de toreros.
Que Dios reparta suerte.
San Pedro Regalado, patrón de los toreros.
Te lo mereces todo; así que ánimo Morante....
ResponderEliminarLuis:
ResponderEliminarPerdona, pero dejas mucho que desear, si hubieras sido un torero como las figuras, como Perera por ejemplo, lo suyo habría sido que esperaras hasta el último momento sin decir nada, que hicieras el viaje con tus compañeros de cartel y justo a la hora del compromiso y a la puerta de la finca les dijeras a todos que no iba a poder ser y que a darse la vuelta y que si encontraban un sustituto vale, y si no, también. Eso es lo que haría una verdadera figura. Eso sí, soy yo de los amigos de viaje y...
Un saludo y a recuperarse pronto