De qué vas padilla, quién eres, qué
pretendes. En octubre, en la Feria del Pilar, vimos caer tu cuerpo en
la arena, vimos cómo un toro fraticida de Ana Romero te partía la cara y
te atravesaba el alma, te vimos levantarte y huir, huir como huyen los
hombres del horror, como escapan las víctimas de sus verdugos y vimos
como un hombre entraba en la enfermería con la vida a merced de la
ciencia.
De
qué vas Padilla, quién eres, qué pretendes. Ésa misma noche una vigilia
virtual se formó en torno a tu figura de héroe caído, horrorizados
todos ante las imágenes grabadas para siempre en nuestras retinas. Dicen
que una imagen vale más que mil palabras, pero ésa noche y la siguiente
y la siguiente, las palabras sirvieron para dar fuerza a un hombre, a
un ser humano y a una familia entera que necesitaba palabras con las que
mitigar el dolor y comenzar a recuperar al hombre que quedaba tras el
torero.
De qué vas Padilla, quién eres, qué pretendes. Te vimos salir del hospital en Zaragoza, con tus carnes abiertas, en una silla de ruedas empujada por tu mujer. Hablaste claro ese día aunque apenas podías abrir la boca para articular palabra, pero dejaste claro que los toros te lo habían dado todo en esta vida y por ese motivo sería injusto no estar agradecido por ello. Ése día no defraudaste a nadie, todos y cada uno de nosotros estaba completamente seguro que pronunciarías esas mismas palabras, porque tú siempre fuiste un hombre cabal y sensato.
De
qué vas Padilla, quién eres, qué pretendes. Empezaste tu
rehabilitación, primero el hombre, después el torero, nadie se puso
fechas, ¿nadie? Tú, por supuesto que sí. Siguieron las muestras de
apoyo, las revisiones del ojo, los comentarios de la gente, que si es
imposible que vuelva a torear, que si volverá pero testimonialmente,
pero todo rumores y siempre dando gracias por tener entre nosotros al
hombre, al ser humano, al padre, al hijo, al amigo, al esposo.
De
qué vas Padilla, quién eres, qué pretendes. Apenas hace cuatro meses de
todo aquello y hoy te vemos con tu parche en el ojo, diciendo que
reapareces el 4 de marzo en Olivenza junto a Morante y Manzanares con
toros de Cuvillo y dices que tienes cerrado Arles en abril y que quieres
ir a Valencia y a Sevilla y seguro que también pasan por tu mente
Madrid, Pamplona y Bilbao y estoy convencido de que estarás deseoso de
volver a Zaragoza y ponerte en el sitio donde aquel toro de Ana Romero
te quiso quitar la voluntad.
De
que vas Padilla, quién eres, qué pretendes. Tú no eres quien dices ser,
tú no eres el hombre que vimos caer en la arena, tú no eres el ser
humano que entró en la enfermería gritando de rabia y dolor, tú no eres
el mismo que salió en la silla de ruedas dándole las gracias a los
médicos que te habían devuelto al mundo de los mortales. Quién eres
Padilla, fuerza de la naturaleza, Ciclón de Jerez, tú no eres de este
mundo, tú no puedes pertenecer a la misma especie a la que pertenecemos
el resto de los humanos, tú debes de ser un Dios ateo esculpido por
Miguel Ángel, un guerrero inmortal sin patria ni bandera, una galaxia
perdida en mitad del universo. Tú Padilla, Juan José, Ciclón de Jerez,
no puedes ser una persona de carne y hueso, un hombre normal y
corriente, un ser humano, no Padilla, tú sólo puedes ser....... un
Torero.
Me quito el sombrero ante su entrada.
ResponderEliminarRealmente magistral,como sí se tratase de una gran obra de arte. Usted sí a esculpido con escritos lo que es un torero.
Un saludo