Que la vida es un cúmulo de casualidades y probabilidades, me quedó demostrado en el día de ayer. Uno sale de casa a por tabaco y acaba presenciando un tentadero de Diego Urdiales en tierras de la Alcarria a cientos de kilómetros de casa.
Primera casualidad:llevo mi vehículo a motor a un taller de Arnedo, en el que lo tuve que dejar durante unas horas para que comprobasen su estado de salud.
Segunda casualidad: se me ocurre llamar a mi amigo Diego Urdiales por si se encontraba entrenando en la plaza de Arnedo.
Tercera casualidad: Diego se encuentra más o menos por la localidad de Ólvega, camino de la Alcarria para tentar unas vacas en la ganadería de Cantinuevo y se disculpa: "hostia tío, no sabía que estabas de vacaciones, te podías haber venido".
Cuarta casualidad: llamo a mi amigo Pablo y casualmente se encuentra también camino de la Alcarria para presenciar el tentadero.
Quinta casualidad: se le ocurre decirme, "vente si quieres, el tentadero es por la tarde".
A partir de ese momento se acaban las casualidades y comienzan las probabilidades.
Primera probabilidad: si el coche no me lo dan hasta por la tarde es más que probable que no pueda ir al tentadero.
Segunda probabilidad: si estoy en Arnedo, son las 11:30, no tengo vehículo y el tentadero comienza a las 15:00 es probable que no llegue a tiempo.
A punto de entrar en un bucle sin sentido y dispuesto a dar un paseo por la vía verde del Cidacos se acaban las casualidades y las probabilidades y llamo a mi amigo I.J. Del Pino, al que le vendo la historia del tentadero en la Alcarria y como era de suponer, pica el anzuelo y deja todo lo que tiene entre manos para venir raudo a mi encuentro justo enfrente del Arnedo Arena. La posibilidad de que I.J. dijese que si a mi propuesta era tan elevada como que Raphael vuelva ha hacer un especial de nochebuena en Televisión Española.
Entre ponte bién y estate quieta, la bala azul de Isidro se presenta en el punto de encuentro a las 13:15 y nos lanzamos en una carrera frenética hacia la Alcarria en el que por suerte, y por que no nos pilló la Benemérita, no perdimos ni puntos del carnet ni piezas del coche de Isidro, pero me da la impresión que los Reyes Magos tendrán en cuenta tal actitud y este año nos quedamos sin regalo, con merecimiento.
Pero da igual, el regalo en si, lo teníamos al alcance de la mano, bueno más bien del pié que pisa el acelerador, porque a las 15:40 nos presentamos en la ganadería de Cantinuevo justo en el momento en que Diego se dispone a poner al caballo a la primera vaca. Objetivo cumplido.
Que cómo fue el tentadero. Pues mi amigo I.J. Del Pino lo explica de maravilla en su blog EL MONOSABIO, en el que capta como nadie el universo de los sentimientos visiblemente ocultos. Sólo que con las prisas no pudo coger su super cámara de fotos y nos tuvimos que contentar con alguna instantánea de menor calidad de lo habitual.
A la vuelta, decidimos ser buenos a ver si los Magos de Oriente se apiadaban de nosotros y condujimos con prudencia parando en cada centro comercial que nos encontramos para ver si sus Majestades querían que les ayudásemos con algunos paquetitos.
PD: Yo no fumo.
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