Toros de Núñez del Cuvillo, correctos de presentación, nobles en general destacaron 4ª con clase y 5º encastadito.
El Tato: silencio y saludos.
El Juli: Ovación y oreja.
Talavante: silencio y silencio.
Logroño, plaza de toros de la Ribera, 3ª de abono, más de media entrada.
Podría decir que la corrida de ayer fue mala, pero sería incierto, podría decir que fue buena, pero faltaría a la verdad, no fue mansa ni fue brava ni encastada ni descastada, tuvo la virtud de la movilidad y la nobleza, hubo algún toro sosote como el primero de el Juli del que dicen que se ha reinventado. A mi personalmente no me parece que el Juli se haya reinventado en nada, para mi las maneras de torear de Julián López me siguen pareciendo las mismas que cuando se soplaba el flequillo y ponía banderillas, siempre ha tenido una gran capacidad e inteligencia para encontrarles a todos los toros el sitio y las distancias adecuadas para hacerles embestir, otra cosa son las formas, mis gustos taurófilos disienten mucho de la tauromaquia de el Juli pero no le negaré que con los años ha ganado en profundidad y compromiso.
Ayer en la Ribera como muchos otros San Mateos, volvió ha hacer gala de sus conocimientos templando a un Cuvillo noble pero sin demasiada emoción que iba y venía y al que Julián toreró en varias series por el derecho tapándole mucho los defectos y consiguiendo que no le tocase la muleta en ningún momento.
El quinto fue un toro que murió como los bravos, resistiéndose a su abocado final en el centro del ruedo y al que Julián cuajó por el pitón derecho en tandas largas y poderosas pero que por el izquierdo no quiso ni ver tras una tanda en la que el Cuvillo demostró su genio arrollador, abrevió el Juli cuando al toro todavía le quedaban un par de tandas y tras el bajonazo al Julipié, paseó una oreja. El público solicitó la vuelta al ruedo para el Cuvillo más por su expectacular lucha contra su destino que por su juego durante la lidia.
A Talavante se le vió voluntarioso con su primero, un sobrero de casi seis años mansote que tenía un molesto cabeceo en las telas, su faena al que cerraba plaza, otro toro de casi seis tacos, noble y con clase, careció de la suficiente emoción como para calentar unos tendidos bullangueros que despertaron finalizando el trasteo con unas deslabazadas manoletinas más coreadas que cualquier natural profundo y de mano baja que pudieran firmar Urdiales o Sergio Aguilar.
El Tato se reencontraba con la plaza de Logroño donde en alguna ocasión se le vió torear bien. Ayer apuntó cosas en el cuarto sobre todo en una tanda algo despatarrado por el pitón derecho ante un toro noble y con clase, gustaron los excelentes pases de pecho de pitón a rabo , pero en general se le vió desconfiado e incapaz de hacer frente a las escasas dificultades que le plantearon sus oponentes.
Luis:
ResponderEliminarNo me negarás que el señor Domínguez da miedo en la foto del post. Yo no vi la corrida, pero con el Juli me pasa lo mismo, que no acabo de verlo, por mucho que lo pongan empanado, con patatas, con pimientos del piquillo o con un buen rioja. Y mira que lo he intentado, pero no. Muy listo, muy espabilado, los hace moverse, los entiende, lo que quieras, pero no. Aunque también es verdad de que no tiene el descaro de otras figuras.
Un saludo
Mañana quiero la crónica hecha en cuanto abra el ordenador. No hay peor cosa que un cronista perezoso.
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