Don José Bergamín, escribió "La música callada del torero" dedicado a Rafael de Paula. Ayer Diego Urdiales en Bilbao hizo callar la música, pero no la callada del toreo, sino la de la banda de música que maneja el presidente Don Matías González. Urdiales, cuando en las postrimerías de su faena al segundo de la tarde escuchó como sonaban los primeros acordes del pasodoble, levantó la mano con su estoque hacia el palco y ordenó "Parar la música", pero para entonces la música callada del toreo de Diego Urdiales ya había rezumado en los exquisitos oídos de la afición bilbaína,con el compás de las verónicas de su capote y con la métrica de una faena basada en su paciencia, su valor y su torería, exprimiendo de nuevo a un Victorino incierto y poco colaborador que no le dió al riojano ninguna facilidad y al que supo entender desde el principio sin atacarle demasiado y dejando que rompiese hacia adelante por el pitón izquierdo por el que logró naturales de gran belleza e intensidad, se tiró a caraperro tras la espada y consiguió la primera oreja de la tarde, oreja de ley concedida sin rencores por don Matías.
Don José Bergamín también escribió otro libro titulado "La claridad del toreo" dedicado a Pepe Luis Vázquez, hay quien dice ver parecidos entre el torero Sevillano y el de Arnedo, lo cierto es que hoy en día, Urdiales puede que sea uno de los toreros que más claridad tiene sobre el ruedo especialmente si ante sí tiene un toro de Victorino Martín.
Otro de los libros de Don José Begamín es "El arte de birlibirloque" que comienza así: "En el toreo todo es verdad y es mentira", que se lo pregunten a Diego Urdiales que tras tirunfos como el de ayer, tendrá que seguir luchando para que le abran las puertas de las ferias y cobrarse en forma de contratos lo que se gana en el ruedo poniendo en juego su alma y su vida, como con el quinto, un toro de seiscientos kilos que se le tiro a los pechos en el primer muletazo por el derecho y al que el riojano aún a sabiendas de sus fraticidas intenciones quiso sacarle algún muletazo por el izquierdo sin conseguirlo para acabar macheteándolo con doblones de añejas tauromaquias.
Padilla cortó otra oreja con un toro noble que hacía surcos en la arena con el hocico, embestía despacio y Padilla lo supo entender cuajando estimables tandas por ambos pitones.
Manuel Jesus "El Cid" se encontró con el toro más exigente de la corrida, llegaba incierto a la muleta, pero una vez que la tomaba, tenía recorrido y transmisión, al de Salteras le costó encontrarle el pitón bueno que el era el izquierdo y la media distancia que exigía el animal, le faltó el poderío que tenía El Cid hace varias temporadas, pero no le volvió la cara e hizo el esfuerzo que se requería una plaza como la de Bilbao.
Me alegro mucho de los triunfos de Diego Urdiales, por lo que representa como torero, el clasicismo y el ejemplo que da a cualquier persona en cualquier ámbito de la vida: el no rendirse jamás.
ResponderEliminarAhora bien, viendo el inicio y el final de temporada que está echando, tiene que sacar la dura e injusta -alomejor- conclusión de que necesita Toros de verdad, que él no tiene esa habilidad especial para engatusar a la gente con toros bobos, que lo suyo no es cuento y sí orgullo de un tío que se juega la vida cada tarde.
Parladés, Cuvillos y demás, lo justito, con ellas tiene mucho más que perder que ganar. Y lo repito, puede der duro e injusto, pero cuando se retire y vea en el cortijo todas esas cabezas colgadas de toros cabrones y sea recordado por muchos con respeto y admiración -de la buena- le compensará todos los malos tragos que ha de pasar.
Saludos y perdón por el rollo