Suena por megafonía el himno del Centenario con la voz alentadora de Plácido Domingo, "Sale el Madrid a luchar, sale el Madrid a ganar" y ganó. Pero precisamente en ese momento empezó el Madrid a fraguar su derrota. Ambos equipos entran al campo en dos filas paralelas formadas por los jugadores titulares. La del Alcorcón recta y uniforme del primero al último, la del Madrid, fragmentada a partir del tercer jugador, con jugadores en paralelo como si en vez de entrar al templo blanco entrasen en una disoteca a "echarse una copa". Ese fue el primer síntoma apreciable, los antecedentes un cuatro a cero en el partido de ida y el repetido mal juego. El equipo merengue lleva años sin jugar bien al fútbol, hay que remontarse a las temporadas de Vicente del Bosque como entranador en la temporada en que formaban el centro del campo Makelele y Zidán y ya si nos remontamos más atrás en el tiempo llegaríamos a la quinta del Buitre con Michel, Martín Vázquez, Gordillo y Sanchís, mi memoria visual no alzanza más allá de la Quinta pero seguro que el Madrid de las copas de Europa jugaba bién de la mano de Di Estéfano. Que el Madrid no juega bién es un echo contrastado y más cuando su eterno rival lleva años apelando a la filosofía del buen fútbol, llegándolo a conseguir en varias fases, el Dream Team de Cruiff, el Barça de Ronaldinho en el Bernabeu y quizás el que roza la perfección del fútbol, el equipo de Guardiola.
Centrándonos en la derrota ante el Alcorcón, equipo de segunda B, se pueden apuntar varios detalles, pero el más llamativo es el de la alineación: 4 defensas, 4 delanteros y 2 medio centros.
Cuatro defensas parecen demasiados para un equipo que ni siquiera tiró a puerta en todo el partido, no es que no tiraran a puerta, es que ni lo intentaron, para qué, si lo único que tenían que hacer era defenderse de los ataques blancos. De los cuatro defensas dos eran centrales, Pepe y Albiol. El portugués estuvo excelente toda la noche, atento a los cruzes y anticipándose en todo momento a sus rivales, por un día justificó el dinero que pagaron por él, y el valenciano, correcto en su cometido aunque en terreno de nadie, los otros dos defensas eran los laterales, Albeola, por la banda izquierda, fue incapaz de sacar un buen centro con la zurda, ni profundizar hasta la línea de fondo al igual que el otro lateral Lass, voluntarioso pero inofensivo.
En la delantera, tres delanteros centro y Kaka, que también es delantero pero juega algo más retrasado, el Brasileño se empeña en percutir las defensas avanzando con el balón controlado desde la línea medular, pero esto no es Italia donde jugaba casi siempre al contraataque con las defensas abiertas. En el Madrid lo va a tener más complicado, ayer el Alcorcón se cerraba a cada intento de Kaka con dos y hasta tres jugadores rodeando al jugador. Los tres arietes, Raul, Van Nistelroy e Higüain.
El delantero centro es un jugador referencia para un equipo, la punta del iceberg, el delantero es un jugardor que espera su oportunidad agazapado entre la defensa rival, no le hace falta entrar continuamente en juego, le basta con estar atento a sus compañeros y a la defensa contraria, fijar su marcaje y jugar con la psicología de los defensas para sacar partido de sus fallos y errores. Ayer el Madrid sacó tres estiletes que en ningún momento desestabilizaron a los defensas rivales, es más, les facilitaron sus marcas con sus pocos movimientos y desmarques, llegando a ser una delantera demasiado previsible, ante esta falta de movilidad los dos medios centro Gago y Diarra, de escaso balance ofensivo, poco pudieron hacer, las opciones de pase se limitaban a balones a los laterales, al borde del área o a la espalda de la defensa donde no llegaban los delanteros.
El Fútbol es un juego que consiste en pasar la bola a otro jugador que lleve una camiseta del mismo color que la tuya. Es incomprensible que jugadores con tanta calidad técnica sean capaces de errar tal cantidad de pases como lo hiceron ayer los jugadores del Madrid. Si a todo esto unimos el desafotunado cambio de Marcelo por Lass efectuado por Pellegrini en la segunda mitad con el cabreo monumental del Bernabeu, tenemos la crónica de una victoria aununciada, la del Alcorcón.
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