Podría ser del Madrid y de Manzanares o del Barça y Morante o del Alcoyano y Frascuelo, pero no, soy del Cádiz y de Urdiales. Desde que tengo uso de razón y hasta hace bien poquito yo sólo era de un equipo, el Club Deportivo Logroñés, un histórico que paseó el nombre de la capital de la Rioja por los campos de primera, segunda, segunda B, tercera y hasta regional, para acabar desapareciendo sumido en una deuda galopante y siendo cobijo de trileros, maleantes y malhechores de los de traje y corbata. Una vez huérfano de equipo, me hice del Cádiz, estaba tan acostumbrado a perder, que no se me hizo difícil amoldarme a un equipo capaz de tocar el cielo y a los cinco minutos bajar a los infiernos, pero me da igual yo con escuchar su himno oficioso, ese del: "me han dicho quel amarillo..."ojú que arte, pues eso, quel resultado nos dá igual.
En los toros no he sido tan fiel como en el fútbol, han sido varios los toreros de los que he sido seguidor, Pedro Gutiérrez Moya, "El niño de la Capea", Julio Robles, Tomás Campuzano, Roberto Domínguez, Paula, Romero, Dámaso González, Pauloba, El Bote, Luguillano, Pepín Jiménez, Curro Vázquez, Joselito... quizás fue a éste último al que más fiel le fuí, sobre todo a principios de los noventa en aquellas encerronas en solitario como la de Zaragoza, Valladolid o la Goyesca del 2 de Mayo. Luego pasé a las apuestas personales y me hice seguidor y amigo de un novillero sin picadores afincado en mi tierra de nombre José Donaire, pasamos buenos momentos a su lado, incluso debutó con picadores, pero acabó devorado por el sistema que imponía un maldito 33% del que no disponíamos. Acabó el torero pero quedó el amigo. Pasé un tiempo de apatía taurina en la que apenas me ilusionaba con nada, deambulaba por plazas y tendidos sin la pasión necesaria para no acabar en un manicomio taurino, hasta que poco a poco fui descubriendo a Diego Urdiales, la verdad que a Urdiales lo conocía desde sus inicios, pero aunque lo seguía y lo veía torear en tentaderos, portátiles y monumentales, nunca me consideré seguidor suyo. Fue su capacidad de lucha cuando todo el mundo lo daba por perdido, cuando las empresas lo ignoraban hasta en su pueblo, lo que me hizo ponerme de su lado como un antisistema que quiere cambiar el mundo porque está convencido de que hay que cambiarlo. Diego me convenció de que era un gran torero y me sigue convenciendo de ello cada día, aunque haya tardes que no esté bien y otras en las que pueda estar mejor, pero a mí siempre me convence, porque de él, tan sólo espero que disfrute de cada momento que vive en torero, de cada instante que se enfunda el vestido de torear, de cada paso que da en la arena, de cada lance a la verónica, de cada serie de muletazos con los talones asentados, de cada estocada con el recuerdo de Antonio León y de cada tarde de toros que nos regala, no espero más de Urdiales porque sé que si él disfruta, los que estamos en su bando disfrutamos y como cantan los de mi equipo... "el resultado nos da igual". Aunque si sale por la puerta grande pues mejor.
En los toros no he sido tan fiel como en el fútbol, han sido varios los toreros de los que he sido seguidor, Pedro Gutiérrez Moya, "El niño de la Capea", Julio Robles, Tomás Campuzano, Roberto Domínguez, Paula, Romero, Dámaso González, Pauloba, El Bote, Luguillano, Pepín Jiménez, Curro Vázquez, Joselito... quizás fue a éste último al que más fiel le fuí, sobre todo a principios de los noventa en aquellas encerronas en solitario como la de Zaragoza, Valladolid o la Goyesca del 2 de Mayo. Luego pasé a las apuestas personales y me hice seguidor y amigo de un novillero sin picadores afincado en mi tierra de nombre José Donaire, pasamos buenos momentos a su lado, incluso debutó con picadores, pero acabó devorado por el sistema que imponía un maldito 33% del que no disponíamos. Acabó el torero pero quedó el amigo. Pasé un tiempo de apatía taurina en la que apenas me ilusionaba con nada, deambulaba por plazas y tendidos sin la pasión necesaria para no acabar en un manicomio taurino, hasta que poco a poco fui descubriendo a Diego Urdiales, la verdad que a Urdiales lo conocía desde sus inicios, pero aunque lo seguía y lo veía torear en tentaderos, portátiles y monumentales, nunca me consideré seguidor suyo. Fue su capacidad de lucha cuando todo el mundo lo daba por perdido, cuando las empresas lo ignoraban hasta en su pueblo, lo que me hizo ponerme de su lado como un antisistema que quiere cambiar el mundo porque está convencido de que hay que cambiarlo. Diego me convenció de que era un gran torero y me sigue convenciendo de ello cada día, aunque haya tardes que no esté bien y otras en las que pueda estar mejor, pero a mí siempre me convence, porque de él, tan sólo espero que disfrute de cada momento que vive en torero, de cada instante que se enfunda el vestido de torear, de cada paso que da en la arena, de cada lance a la verónica, de cada serie de muletazos con los talones asentados, de cada estocada con el recuerdo de Antonio León y de cada tarde de toros que nos regala, no espero más de Urdiales porque sé que si él disfruta, los que estamos en su bando disfrutamos y como cantan los de mi equipo... "el resultado nos da igual". Aunque si sale por la puerta grande pues mejor.
ME HAN DICHO QUEL AMARILLO
Me han dicho quel amarillo
está maldito pa los artistas
y ese color sin embargo
es gloria bendita para los cadistas.
Que aunque reciben a cambio
todo un calvario de decepciones,
amarilla se pintan la cara,
amarillos son sus corazones.
Han dado su vida y su garganta
siguiendo donde haga falta
al Cádiz de sus amores.
Ratatatatá- ratatatatá
benditos sean los que llenan de esperanza.
Ratatatatá-ratatatatá
cada rincón cada escalón de mi Carranza.
Sin importarles que nunca
vayan a ser campeones
han conseguido el respeto
de toda España por esos colores.
Por eso viva mi Cádiz
vivan los cadistas,
vivan sus cojones.
Precioso amigo Luis, precioso.Casi me has hecho llorar
ResponderEliminarCompartimos gustos y aficiones. Tuve el privilegio de poder vivir unos cuantos años en Cádiz y todo lo que diga de aquella hermosa ciudad es poco. Esto te va a gustar:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=3mMBUVDb8dQ
Saludos
Del Cádiz, de Urdiales, del Jamón del bueno, de las troncas de la calle Serrano, de los donuts, de MI tortilla de chorizo, de Heineken, de Loquillo, de Camarón... anda que no eres chaquetero.
ResponderEliminarFirmado: Un exjugador del CDL
(en infantiles).
PD.- Te dejaste el loctite en mi coche y te va a hacer falta.
No tienes ningún mérito. Cadiz, ese equipo tan maravilloso que allá por donde va enamora con su gracia y su himno, oficioso pero que para cualquier gaditano es el oficial. Y que decir de Urdiales, un torero que por motivos que desconozco lo destierran los medios de comunicación pero que tiene unas manos que hace mecer el percal de una manera única y maravillosa
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