martes, 31 de diciembre de 2013

YO, AUSTROHÚNGARO


Esto, lo pensaba hace pocos días, cuando vi el spot publicitario de una marca de embutidos que cada navidad intenta sacudirnos el corazón y tocarnos la fibra sensible a la vez que expone su muestrario de fuets, longanizas y demás artículos de “culto”.

En esta campaña 2013 la actriz tragi-cómica Chus Lampreabe nos sumerge en una especie de mercadillo de oportunidades que te da la bienvenida a lo Mr Marchall con un letrero luminoso colgado de balcón a balcón con la siguiente leyenda: HAZTE EXTRANJERO. Cada puestecillo a modo de stand representa a un país, obviamente foráneo, que extiende a diestro y siniestro certificados de nacionalidad a algunos de nuestros mejores y peores cómicos (políticos, yernos, infantas y corruptos en general no incluidos.)
Confieso que en algún momento puntual del reclamo publicitario, mis ojos se empezaron a rasgar y un molesto nudo ballestrinque se amarró en mi pescuezo haciendo harto dificultoso el tránsito salivar. Por suerte coincidió que en ese preciso instante no había nadie en el salón de casa, a éste hecho puntual ayudó bastante la circunstancia de que yo viva solo y no abra la puerta a ningún bicho viviente, exceptuando negras con puntillo, porque donde esté una negra con puntillo, que se quite un silencio de corchea. El caso es que me repuse con gallardía de mi puntual flaqueza transitoria y terminé tarareando la musiquilla de fondo elegida para ambientar la recreación, una versión cañí del “My Way” que interpretó con éxito Frank Sinattra pero cuya letra había sido escrita por Paul Anka. El mensaje final:  

“UNO PUEDE IRSE, PERO NO HACERSE” 
QUE NADA NI NADIE NOS QUITE NUESTRA MANERA DE DISFRUTAR DE LA VIDA... 

te deja engullido en el sofá con el pecho henchido cual legionario jurando bandera en el tercio Gran Capitán o cual parado de larga duración recibiendo una oferta de trabajo como doblador de películas de cine mudo en los Estudios Cinematográficos de la Ciudad de la Luz. Yo, como soy más de interiorizar, una vez superada la flaqueza inicial, más por pillarme desprevenido que por otra cosa, me puse a cavilar sobre cual sería, a estas alturas, o bajuras de mi vida, el país del que yo me haría, o al que me iría y en el que nada ni nadie me quitase mi manera de disfrutar de la vida. He de  reconocer, si han aguantado hasta aquí se habrán dado cuenta, que yo soy un hombre de mundo, no del de Pedro Jota aunque también, pero yo me refiero al mundo real, al de la calle, la universidad de la vida, que es lo que suelen decir los que no han pisado la otra, como es mi caso y que me quedan pocos lugares por conocer, es por eso mi hablilidad para no perderme allá donde vaya.

Empezaré diciendo que yo nací en Logroño y logroñés soy, he sido y seré, en su día me agarré a la bandera de mi región y a la de mi equipo como el bebé que duerme plácidamente cada noche con su sabanita preferida y no la suelta hasta ser poseído por Morfeo, yo me embutía en mi estandarte y lo defendía por los estadios de Iberia hasta que veía volar hacia mí persona un puño o un puntapié, momento en el cual soltaba  el insignificante trozo de tela y ponía en funcionamiento mi aparato motor, que siempre me ha dado grandes resultados para poner tierra de por medio. Pasada la fiebre regionalista, que no independentista, decidí abrir fronteras y me hice de Gibraltar, como los monos, para llamar la atención de una chica a la que yo ponía ojitos pero que no me hacía ni puto caso. De sobra cabe explicar que el plan de hacerme Yanito fracasó estrepitosamente y la susodicha acabó casada con un contrabandista venido a menos que acabó aprobando unas oposiciones para Funcionario de Aduanas y destinado en la Lïnea de la Concepción. 

Olvidado el desaire y superada la vergüenza inicial opté por hacerme oriundo, que era una fórmula que utilizaban los jugadores de fútbol sudamericanos para poder fichar por equipos españoles y no ocupar plaza de extranjero. El problema era que yo en realidad no ocupaba plaza de extranjero, a no ser que cruzara el charco, así que emulando a un hermano de mi abuelo que lo mandaron a la Argentina para que no siguiera haciendo de Don Tancredo en las plazas de toros, me hice italo-argentino. Cambié mi apellido por el de Olivetti, como las máquinas de escribir y así aunque oriundo a la inversa, siempre mantendría mi pasado Hispano. Volví a fracasar en mi aventura ya que el único club que se interesó por mí fue el Deportivo Alcanadre Club de Fútbol que en el mercado invernal quería reforzar su plantilla de cara a ser uno de los grandes de la ribera. Problemas con el transfer frustraron mi debut con el equipo de mi pueblo materno y quién sabe si también mi fulgurante futuro balompédico. 

Tras mi fiasco como oriundo invertido, no me quedó más remedio que ser español durante un largo y duro periodo de mi vida, largo y duro no por ser español, que nunca he tenido reparos en serlo ni padecerlo, sino porque durante ese tiempo tuve que realizar el servicio militar obligatorio, me mandaron a Melilla, pero como desde el primer momento te dejan muy clarito lo que eres y de dónde eres, pues no me pude hacer ni siquiera marroquí, no por falta de ganas, sino por peligro de consejo de guerra por deserción, traición y todos los cargos imputables acabados en ón. 

Todo pasa y todo llega..  Acabado mi deber con la patria, y convertido por el Ejército Español en un hombre de provecho, opté por dejarme el pelo largo, comprarme un abrigo tres cuartos de fieltro beige, y hacerme poeta, que es algo así como no ser de ningún sitio y de todos a la vez y dispuse que mi patria serían los oscuros bulevares, los melancólicos andenes y las bucólicas auroras boreales. Viajé de pueblo en pueblo en busca de la musa que inspirase mis poemas. No pasó mucho tiempo hasta que di con ella, y nunca mejor dicho, fue en la estación de Cendrejas del Padrastro (Guadalajara)  mientras yo esperaba al Talgo 911 procedente de Zamora con destino Albacete que llegaba con 49 minutos y 33 segundos de retraso, aproximadamente. Allí estaba ella, menuda y enjuta como una boina capada, con su melena de espigas de trigo agitada al viento y su mirada perdida en el horizonte esperando sabe Diós qué. Me acerqué silencioso por su espalda, deslicé mis frágiles manos por sus hombros y comencé a susurrar en su oído unos versos improvisados para la ocasión,  pero la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida y si naciste pa martillo,  del cielo te caen los clavos. Mi recién estrenada musa, debido casi seguro al sobresalto provocado por mi inesperada y alevosa aparición por la retaguardia,  no tuvo mejor idea que salir corriendo despavorida hacia el otro lado de las vías, momento este que coincidió con la llegada del fatídico Talgo 911 procedente de Zamora con destino a Albacete, a la estación de Cendrejas del Padrastro, 10 minutos y 26 segundos antes de lo previsto, retraso incluído,  llevándose por delante a mi futura fuente de inspiración y quién sabe si también algo más. Como no llegué a saber su nombre, la llamé Eleonora, que suena a nombre de mujer de poeta desconsolado, lloré amargamente su ausencia y le dediqué mis últimos ripios en  una antología titulada “Suicidio por amor en Cendrejas del Padrastro”, que nunca llegué a publicar
.
Viendo que la vida de poeta no acarreaba más que desgracias y desamores, pensé que lo mejor sería buscarme un trabajo honrado y un domicilio fijo pero antes de eso, cambié radicalmente de nacionalidad y me hice escandinavo, Sueco, más concretamente y no me arrepiento de ello, fueron los diez años más felices de mi vida, desde que me hice el sueco, todo lo que pasaba a mi alrededor no me influía lo más mínimo, ni la subida del ipc, ni el aumento del paro, ni los expedientes de regulación,  ni la orden de desahucio, nada oiga, que pasaba de todo vamos, que con presentar las credenciales de mi nacionalidad y  silbar cualquier melodía de ascensor mirando hacia otro lado, asunto resuelto. Pero como todo lo bueno acaba tarde o temprano, un día a las 6:00 a.m. o sea, temprano pero mucho, llamó a mi puerta un señor muy bien vestido, con su sombrero de copa y todo y un maletín en su mano izquierda, no le faltaba detalle al tío,  tan bien vestido iba, que en un principio creí que venía a recoger un premio Nobel, o a decirme que la próxima semana hablaría del gobierno, pero no, se aprovechó el sinvergüenza debido a mi estado de somnolencia solo llevaba un ojo abierto y lleno de legañas, para abrumarme con no se qué asunto de unas facturas y unas letras sin pagar y la promesa de que no dejaría de seguirme hasta que no diese por satisfechas dichas deudas contraídas por mi persona. Yo al principio no le di mayor importancia y con mucho orgullo hacia el pueblo que me vio hacerme, me ídem el sueco, pero el inquebrantable hombrecillo se convirtió en mi sombra literal hasta tal punto que esa Noche Buena yo cené en su casa con su mujer, sus repelentes cinco hijas y una suegra de Cercedilla adoptada y la Noche Vieja ellos vinieron a la mía,  nos deseamos lo mejor para el año venidero, nos abrazamos y brindamos con champán, bueno él no porque estaba de servicio. Mi plan para deshacerme del pelmazo recaudador era aguantar hasta carnavales y apuntarlo en el concurso de disfraces de la Asociación de Deudores Anónimos, a ver si así le conseguía dar esquinazo durante el desfile y largarme a otro país donde estuviese prohibido que alguien te siguiese por la calle y se inmiscuyese en tu intimidad como por ejemplo los Estados Unidos o similares,  pero como el elemento no tragó con lo del concurso, cambié de plan y decidí casarme con su hija mayor, de nombre Vicenta, le juré mi amor eterno, un día que su padre pestañeó dos veces seguidas, mantuvimos un noviazgo de a tres durante varios meses y nos casamos un 13 de septiembre, día de San Ligorio Ermitaño y Mártir, en la iglesia de los Santísimos Redimidos del Pecado. Di el sí quiero, besé a la novia, el señor cura nos declaró marido y mujer y salimos de la iglesia escoltados por el padre de la criatura entre vivas los novios y un puñado de arroz que tiró un tío rico de Vicenta que había llegado de Torredembarra. El padre, como no podía ser de otra manera, iba el más elegante de la ceremonia, maletín en mano izquierda incluido. Esa misma tarde salimos los tres de luna de miel camino de Zaragoza, nuestra primera noche como matrimonio la pasamos en una pensión situada en la calle de La Virgen número 3. Al padre, le tuvimos que amenazar con no ponerle su nombre al futuro vástago  y heredero que naciese fruto del amor conyugal si esa noche no la pasaba lejos del lecho amatorio. Aceptó, con cierta reticencia, eso sí,  y esa noche durmió en una habitación contigua a la nuestra. Una vez a solas me acerqué a Vicenta, la agarré por la cintura y la besé con pasión, como había visto en las películas de amor, ella se dejó hacer pudorosa pero entregada, nuestros cuerpos se restregaban y la temperatura corporal iba cogiendo cotas insospechadas. Le desabroché el vestido que calló como cae el telón al acabar la función, ella se cubrió con las manos. Apaga la luz, me ordenó. Está bien le dije, túmbate en la cama y cierra los ojos, ella obedeció, se tendió sobre el catre, cerró los ojos... y ya no me volvió a ver más en su vida. Apagué la luz salí de la habitación como alma que lleva el diablo y escapé bajando las escaleras de cuatro en tres antes de que la repelente niña diese aviso a mi sombra, que si bien es verdad que al principio se me hizo algo extraño cohabitar sin su presencia a mi lado, al poco tiempo me acostumbre de nuevo a vivir conmigo mismo y ya nunca volví a abrir la puerta de casa, ni siquiera cuando llaman ofreciendo grandes descuentos por cambiar de compañía eléctrica, bueno como ya he dicho antes con las negras con puntillo siempre hago una excepción.
A partir de ese momento mi vida transcurrió por múltiples y dispares caminos, me hice Niño de San Ildefonso, me echaron un día que se me olvidó afeitarme por la mañana tras una noche de farra. Semáforo en la Diagonal de Barcelona, me cambiaron por un paso de cebra. Lucero del Alba, caí en desuso.  Almanaque de pared, duré un año y pusieron en mi lugar a uno nuevo. Toro de Osborne en el Ampurdán, motivos obvios. Graffitero en el Sáhara, lo dejé por incomprendido... Un montón de historias absurdas e increíbles para unos, conmovedoras y apasionantes para otros, oficios sin beneficios que adornan o ensucian  mi currículum, y que  dan muestra fehaciente de que es ésta y no otra es mi manera de disfrutar de la vida sin que nada ni nadie me la quite. Por eso y por muchas otras razones, entre las que se encuentran días como el de ayer, como el de anteayer y muchos más de este para algunos fatídico 2013 del que yo como mínimo me siento agradecido, a él  y a todos los que habéis hecho posible que lo disfrute a mi manera, declaro que si yo, alguna vez en mi vida he querido ser o hacerme de algún lugar en concreto, ese, sin duda alguna ha sido el Imperio austrohúngaro, ese en el que habitaban Berlanga, Azcona y todos y cada uno de sus personajes y que de alguna manera me hubiese gustado que alguno de los cómicos que aparecían en el spot del que hablaba al principio se hubiese hecho o se hubiese ido.

Por lo tanto YO AUSTROHÚNGARO.

Feliz 2014 y sucesivos. 





sábado, 28 de septiembre de 2013

1ª DEL ZAPATO DE ORO 2013; CARRIQUIRIS SIN ALMA Y NOVILLEROS SIN RECURSOS

La ganadería de Carriquiri abría la feria del Zapato de Oro 2013 en Arnedo, tras quedar triunfadora en el apartado ganadero del pasado año. Los novillos que cría la familia Briones en Vega de Hornillo (Badajoz) lucieron lustrosos al salir al ruedo del Arnedo Arena, rematados, bien armados por delante y derrochando nobleza a raudales, lástima que dicha nobleza quedase en un segundo plano debido a la poca casta que desarrollaron en general en todos los tercios unida a la falta de celo y un cierto afán por salir desentendidos de las suertes. Ante ellos, tres novilleros que seguramente se habrían ganado a lo largo de la temporada estar acartelados en la que posiblemente esté considerada como la mejor feria de novilladas del mundo que por lo que se pudo vislumbrar ayer de su paso por la Ciudad del calzado, distan mucho de acreditar la confianza que pusieron en ellos los miembros de la Comisión del Zapato de Oro. 

Dicho esto, uno siempre intenta buscar un halo de esperanza en cada uno de los novilleros a los que ve, teniendo en cuenta el condicionante de la cada vez más preocupante falta de novilladas y el desamparo en el que se encuentran estos muchachos, apenas adolescentes, que al abandonar las escuelas taurinas se encuentran con la cruda realidad y con el abismo de un futuro incierto y en algunos casos desalentador. Por eso no conviene ser crueles con ellos, porque quizás un día sean capaces de desarrollar lo que llevan dentro de sí y que hoy, o más concretamente ayer no fueron capaces de lograr.

De Antonio Lomelín me quedo con el valor del que hizo gala, siempre muy quieto ante la cara de sus novillos, un valor y una quietud que en ocasiones ahogaron embestidas y cortaron el viaje de sus oponentes, sobre todo en su primer ejemplar. Con la espada anda bien.

Daniel Crespo quizá fue el que mejores maneras mostró, pero le faltó algo de capacidad a la hora de plantear la estructura de sus faenas, demostró por momentos que tiene buen concepto pero como es lógico le faltan muchos aspectos técnicos a la hora de presentar los engaños en condiciones y lograr el embroque adecuado.

A David González ya con su primero se le vió demasiado nuevo para estos compromisos y con el que cerraba plaza, quizá el de más emoción del encierro de Carriquiri, no supo dar con la clave para embarcar las embestidas y lucir al novillo en su justa medida.

Habrá que esperar a la novillada de hoy de Adolfo Martín con Juan Ortega , Brandon Campos y Fernando Rey, que aunque el bagaje de actuaciones no es muy superior a los de sus compañeros de ayer, la trayectoria que llevan hace suponer que podrán solventar satisfactoriamente tan duro compromiso.

viernes, 14 de junio de 2013

LOS MUERTOS NO SE TOCAN, NENE

Decía Rafael Azcona que sin humor habríamos desaparecido. La semana pasada Choperita decía más o menos que a los toros le quedan un par de funciones, vamos que se mueren, si es que ya no están muertos, que la feria de San Isidro que  junto a Matilla y Simón Casas confecciona, había sido un fracaso económico... pero yo no me cabreo, ni siquiera me río, yo me descojono. ¿Un fracaso económico  un espectáculo al que han acudido durante 30 días seguidos unos 450.000 espectadores?  ¿Una ruina un negocio al que en un solo mes acuden de todos los puntos cardinales cerca de medio millón de clientes? Y los tíos se quedan tan anchos, me figuro que desternillándose en privado mientras se reparten el pastel, del que previamente se han llevado su parte de comisión, ya que además de ser los empresarios, su negocio se amplía a la representación tanto de toreros como de ganaderías. Hay se lleva la palma el señor Matilla, representante legal o subsidiario de un gran número de toreros y ganaderías anunciadas en San Isidro. A todo esto tenemos que añadir los ingresos atípicos, como puedan ser entradas del apartado, almohadillas o consumo en los bares de la plaza, en los que cubalibres y gintonics cuestan casi el doble de lo que vale una andanada de sol y por los que pueden pasar una media de 60.000 personas, solo durante la feria, calculen, calculen... Vamos una ruina, aunque para ruina y esto si que es de risa, la de un novillero al que tras hacerle trizas un novillo dos capotes y una muleta y liquidar gastos con la cuadrilla y  el hotel, se fue para casa con lo justo para que su padre llenase el depósito de gasolina, así está el tema señores.

Desde el Norte aparecen, tras abandonar el sur,  los hermanos Chopera,  los herederos de Don Manolo no es que me hagan reir demasiado, más bien me hace gracia su empeño por hacer las cosas tan mal, quizá es que no sepan hacerlas bien. Regentaban un imperio con plazas tan importantes como Bayona, Vic, Mont de Marsan, San Sebastián y en el último año han huído de Córdoba y Málaga ... en la actualidad son gerentes de Santander, Bilbao y Salamnca, esta última junto a su tío Choperita, son empresarios en Almería y propietarios en Logroño, la niña de los ojos de su padre, a la que maltratan año tras año, con el mismo método que en el resto de sus plazas, precios excesivos y carteles mediocres, encontrándose en la actualidad con menos de la mitad de los más de 6.000 abonados que en su día tuvo el coso de La Ribera. Esta misma semana en Bilbao, con el beneplácito de su Junta Administrativa, protagonizaron una rueda de prensa esperpéntica en la que justificaron con argumentos infantiles y macarras las ausencias de Diego Ventura, Joselito Adame, Castella, Luque, Talavante y la no inclusión en una segunda tarde de un torero que en las últimas 7 Corridas Generales ha demostrado méritos suficientes para eso y más. Creo que estos dos chicos que ya han perdido las Galias, cada vez estan más cerca de perder el norte, ya perdieron, previa  millonaria indemnizacion el coso de Illumbe en San Sebastián. Queda claro que Bilbao necesita una regeneración urgente en sus formas y Logroño se dice que está en venta. Si yo fuese uno de los nietos de Don Manolo, estaría preocupado... o no.

Si esto sucede a nivel empresarial, a nivel periodístico la cosa no cambia demasiado. En pocos medios son capaces de reflejar con rigor y conocimiento de causa la realidad. Portales taurinos y revistas especializadas están dominados por la publicidad de toreros y empresarios, suponiendo prácticamente la única fuente de ingresos para su sustento en el caso de los portales y una gran parte de ellos en las publicaciones semanales en papel. A la crítica taurina cada vez le quedan menos referentes a los que agarrarse, las plumas más incisivas son apartadas de la circulación y cada vez es más complicado encontrar una crónica a la que dar la suficiente credibilidad ya que en la mayor parte de los casos existe un conflicto de intereses que hace imposible contar la realidad tal cual es. El canal temático de televisión cuenta con un guión establecido por Molés y sus acólitos en el que siempre ganan los "buenos" es decir los que mantienen el negocio y mientras que tus ojos ven la caricatura de un torero que en su día fue héroe de leyenda tus oídos son regalados con parabienes e hipérboles que convierten el toreo más despegado y ventajista en un trampantojo en el que el diestro lo borda porque "hay que ver cómo está este torero" y cuando el resultado no ha sido el esperado ahí está el micrófono de turno para que el torero se justifique diciendo que la condición del toro no es la que todos hemos visto y que él se va feliz, nos ha jodido, si ya tiene 50 firmadas; Feliz y contento.

A los actores principales que son los toreros, tan solo se les puede pedir compromiso, de ellos principalmente depende el futuro. Empresarios hubo y habrá pese a que las familias actuales no dejen entrar a nadie en el negocio y periodistas que escriban de toros también, aunque a algún insensato le de por escribir lo que piensa y lo que piensa coincida con la realidad. Pero que haya niños y jóvenes que quieran ser toreros, me parece el acto de fe más increíble después de las apariciones de Lourdes. Yo les pediría al colectivo de toreros unión, ya se que es cosa imposible, pero es hora de que se pongan al frente de esto y den un paso al frente como lo dieron la pasada temporada, algunos de ellos, con los derechos de imagen y vayan todos a una. Para ello se necesita la separación de los poderes fácticos, no es posible que a las máximas figuras las apoderen los Chopertia, Matilla, Casas, Pagés,  los Chopera ni en eso son buenos... Los toreros para estar unidos necesitan ser independientes, pero la independencia conlleva muchos sacrificios y si no que se lo pregunten a toreros como Robleño, Alberto Aguilar, Sergio Aguilar, Morenito de Aranda, Urdiales, Fandiño, Mora, Leandro, Adáme... Compromiso, mucho compromiso se requiere por parte de los toreros y luego en la plaza ante el toro el que más chifle capaor.

Los ganaderos bastaría con que pusiesen puertas a sus ganaderías, ellos tienen el producto y ellos lo venden. No seré yo quien le diga a un ganadero la manera de seleccionar en el campo, pero cada vez veo más dudas en los tentaderos. La vaca que es excelente en la muleta y mediocre en el caballo se convierte en un caramelo apetitoso para el ganadero que en ocasiones se olvida de la verdadera bravura a la hora de aprobar o no a una futura madre y luego vienen los problemas, en forma de falta de casta, como en la mayoría de las tardes de San Isidro en la que apenas media docena de toros han mostrado su condición de bravo, predominando un toro venido a menos en el último tercio, soso, insulso y sin emoción que hace imposible lucimiento alguno y que transmite el tedio y el aburrimiento a los tendidos.

Los aficionados, asistimos día tras día al abuso constante sin apenas pestañear, sacando el abono de nuestra plaza, desplazándonos a cientos de kilómetros a presenciar una corrida determinada para ver a nuestro torero o nuestra ganadería preferida o simplemente un cartel interesante, nos juntamos en clubs y peñas taurinas, pagamos nuestro canal de toros o emisiones on line, viajamos al campo, compramos libros, preiódicos y revistas especializadas y últimamente asistimos a cursos de aficionados prácticos para, en algunos casos, soñar con ser capaces de pegar un mal muletazo a una becerra. Algunos desalmados se atreven a protestar en los tendidos. A mi en general la protesta me parece el mejor método de mostrar el desencanto de la afición, siempre y cuando dicha protesta sea respetuosa con el que se viste de luces. No incluyo dentro de las protestas el ¡Miau! con que se corean los pases a un toro que se considera mal presentado, para eso están las palmas de tango y si que echo en falta sobre todo en los tendidos de Madrid, sentencias como las que antaño dictaban voces representativas del tendido y que resumían el criterio general de los tendidos con cierto toque de ironía castiza pero siempre desde el respeto al que estaba delante del toro y el conocimiento profundo de la fiesta. Hoy en día eso se ha perdido y la protesta se resume en leves pitidos cuando el torero se encuentra descolocado, produciéndose la paradoja de que la mayoría de la gente que puebla los tendidos ni siquiera se entera si el diestro está bien o mal colocado y lo que de verdad le llega es que el torero sea capaz de pegarle el mayor número de pases en el menor tiempo posible, es decir que hoy en día prima la velocidad en deprimento del temple, da igual la ejecución siempre y cuando los pases sean ligados y rematados por arriba.... EN FIN.

Yo no se si a esto le queda mucho, poco o nada, si se muere o se ha muerto ya, pero lo que estoy seguro es que los que llevan décadas enriqueciéndose y mucho con este negocio, parece que tienen muy claro que la única forma de seguir llevándoselo a manos llenas es que el negocio siga igual y si es posible ya que está todo tan mal, que toreros y ganaderos ganen cada vez menos y las entradas cuesten un poquito más, proque si no todo el tinglado se desmoronará.... o lo que es lo mismo: LOS MUERTOS NO SE TOCAN, NENE.


sábado, 9 de febrero de 2013

ÁLVARO ACEVEDO; QUÉ PLACER Y QUÉ PENA

Álvaro Acevedo debutaba ayer en el ciclo de conferencias del Club Taurino de Alfaro su exposición apocalíptica no tuvo desperdicio, fue un placer, aunque parezca una contradicción, escuchar a través de sus palabras precisas e intencionadas, el lamentable estado en el que se encuentra la "Fiesta". No entraré en detalles ni arruinaré titulares de prensa, pero es penoso que una opinión tan certera como la de Álvaro Acevedo no tenga cabida en ninguna cabecera taurina nacional, exceptuando Cuadernos de Tauromaquia, una joya literaria que autoedita con el sudor de su frente, el ingenio de su despejada cabeza, el gusto por las formas y poco más, y que como los encastes minoritarios tiende a su desaparición a no ser que románticos como Álvaro sigan apostando por su continuidad, porque hoy en día la gente busca la reseña rápida, la crónica exprés, el resultado final en un tweet de 140 caracteres y nos importan cada vez menos las opiniones, razonamientos, conceptos o historias personales. Cuadernos de Tauromaquia no denuncia injusticias, pero sus lectores son capaces de adivinarlas entre sus páginas, no hace apología de ningún torero, pero a todos nos queda claro quién es merecedor de ocupar su portada y por qué, no desecha ganaderías por su encaste ni su procedencia, pero queda claro en sus reportajes que la principal cualidad de un toro es su bravura.

Sin apenas ingresos por publicidad y prácticamente deficitaria, más de uno, toreros incluidos, se preguntan por qué Álvaro Acebedo no la cierra y se olvida de quebraderos de cabeza y sufrimientos. Yo puedo adivinar sus motivos: Álvaro Acevedo cree en Cuadernos de Tauromaquia y la edita, ya no para disfrute de todos los muchos o pocos que la compramos, sino para gozo personal, porque tiene que ser un auténtico  "masaje erótico" el tener en sus manos el primer ejemplar que sale calentito de  imprenta y contemplar que lo que tienes entre manos es el trabajo que tú querías hacer, que las entrevistas son las que a ti te gustaría leer, que las fotos son las que a ti te gustaría contemplar, que las opiniones son las que tú has querido plasmar y todo ello desde la libertad que te da tu independencia, el no deberte más que a tí mismo, como muy pocos lo pueden hacer, el escribir con la cintura y con las manos flojas, como dices que torea Diego Urdiales, el opinar sin miedo a represalias que al fin y al cabo es como el arte con valor que nadie ve en Morante, el dignificar tu profesión como hace José Tomás.

Fue un placer escuchar a Álvaro Acevedo ayer en Alfaro y compartir de nuevo mesa y mantel con mis amigos alfareños, pero a la vez fue una pena tener que digerir que los que de verdad sustentan los hilos de la tauromaquia, los que se están cargando poco a poco el invento, son los que están expoliando nuestro patrimonio material. QUÉ PLACER Y QUÉ PENA.

Foto dcha: Portada del último nº de Cuadernos de Tauromaquia con el Premio Nóbel  Mario Vargas LLosa.