martes, 2 de octubre de 2012

ZAPATO DE ORO DE ARNEDO; QUINTA Y ÚLTIMA

LA CARA Y LA CRUZ; TOMÁS CAMPOS, CARRIQUIRI Y EL RESTO

La cara para el novillero Tomás Campos, nuevo Zapato de Oro 2012 por la faena más artística, y para la familia Briones, por presentar la ganadería más completa, Carriquiri y a su vez al novillo más bravo, Amoroso, un colorado noble y colaborador que fue a más a lo largo que transcurría la faena  y al que se le dio la vuelta al ruedo. También se llevan galardones de Arnedo, Tomás Angulo como mejor estocada, Raul Martí como mejor par de banderillas, Álvaro Atienza  al mejor puyazo y Juan Ortega por el mejor toreo de Capa. La cruz, me figuro, que para el resto. Un resto en el que se encuentran los tres novilleros que ayer hicieron el último paseíllo de la feria arnedana Juan Ortega, Roberto Blanco y Román Collado, en especial este último que de haber estado más acertado en sus dos novillos quizás el veredicto del jurado hubiese sido distinto. En su primero, un novillo con hechuras de toro, como el resto del encierro de Baltasar Ibán, que se arrancó con alegría al caballo y metió los riñones en el peto, se le vio despegado y falto de temple, se empeñó en torearlo por el izquierdo cuando el derecho tenía más posibilidades, terminó su trasteo con un arrimón que no gustó en los tendidos, el que cerraba plaza y feria, puede que fuera el novillo con más clase y condición  del encierro, comenzó Román ligando en varias series en las que alternaba ambos pitones, le faltó continuidad y estructura a su faena, sobre todo por el izquierdo, por donde el novillo regalaba embestidas de mucha calidad, siempre que el que estuviese delante fuese capaz de llevarlo con los vuelos hasta el final, dejó algún muletazo de calidad el valenciano, pero también quedó la sensación en los tendidos que ése Santanero de Baltasar Ibán llevaba en sus embestidas el preciado y codiciado Zapato de Oro.

Roberto Blanco también desaprovechò más de una embestida, sobre todo del que hacía quinto, un mansote que iba y venía y que cuando se encontraba el  engaño a ras de suelo lo seguía con clase, pero que en cuanto se topaba con el trapo, protestaba y tiraba el cabezazo. No supo el novillero administrar el temple necesario como para aprovechar dicha condición y acabó aburriendo en  un trasteo largo y sin sentido, su primero, también con mucha clase, no pudo desarrollarla por estar destrozadito de los cuartos traseros y la faena se diluyó en un querer y no poder.

Juan Ortega que abría cartel, quizás se encontró con el peor lote de la tarde, pero dejó apuntes de torería en sus formas, gustó con la capa, pero en su primero pecó de encimismo cuando el novillo pedía distancia y su segundo, acusò la falta de fuerza y le faltó algo de casta para no venirse abajo en la faena de muleta.

A falta de la becerrada de hoy con alumnos de diversas escuelas taurinas y la lidia sin muerte de cinco erales, cada uno de las ganaderías actuantes en el Zapato de Oro, se cierra una edición más en la que la organización por parte de la Comisión Zapato de Oro ha sido un lujo y el comportamiento de la afición arnedana ha estado siempre a la altura de la mejor feria de novilladas del mundo, aunque, también es cierto que algún actuante no ha entendido demasiado bien el tema de donar 400 euros de sus honorarios para contribuir a que los menores de 15 años puedan comprar abonos y entradas sueltas a unos precios que oscilaban entre los 7 y los 10 euros. Yo comprendo que para todos los novilleros supone un sacrificio tremendo dicho esfuerzo y más si tenemos en cuenta que en marzo, hace apenas medio año, tres de las máximas figuras del escalafón o Tenores, como se les denominó, se llevaron del Arnedo Arena una cantidad indecente de dinero sin que se sepa de ningún gesto en esta ciudad para el fomento de la afición entre jóvenes y mayores.






















Antonio Briones propietario de Carriquiri                                   Tomás Campos Zapato de Oro 2012



                                                           

lunes, 1 de octubre de 2012

ZAPATO DE ORO DE ARNEDO; CUARTA DE ABONO

CEBADA GAGO; OTRA DECEPCIÓN GANADERA

Decepcionaron ayer los Cebada Gago en Arnedo, bueno decepcionaron a los que esperaban o esperábamos que el comportamiento de los novillos llegados desde Cádiz hiciésen recordar a aquellos Cebadas que tantas tardes de Gloria dejaron escritas en la historia del Zapato de Oro y que seguro que cuando vuelvan a encontrar ése camino que conduce a la casta y la bravura lo volverán a conseguir. Ayer dejaron patente sobre el ruedo del Arnedo Arena, que andan algo escasos de ambas cosas, sobre todo en el último tercio, en el que sin llegar a mansear escandalosamente, no desarrollaron ese punto de raza que se espera de su sangre mitad Núñez, mitad Domeq vía Jandilla. Apenas pelearon en varas, se pusieron complicados en banderillas y protestaron en exceso en la muleta. Ante este panorama, Gómez del Pilar, Rafael Cerro y Tomás Angulo podrán decir que poco más se pudo hacer, aunque siempre se puede, o se debe, hacer más, sobre todo si  está en juego un Zapato de Oro, que aparte de dar prestigio, es capaz por sí solo de relanzar la carrera de su ganador.

Gómez del Pilar quizás tuvo en suerte al de mejor condición de la tarde, el que abría plaza, noble y con clase, pero una lesión en una mano hacía que el novillo se venciese una y otra vez al intentar perseguir la muleta, su segundo se quedaba corto por ambos lados y fue incapaz de romper hacia adelante.

Rafael Cerro, dejó buenas sensaciones con su primero, templando con el capote y quitando por chicuelinas, ya en la muleta el toro desarrolló un molesto cabeceo difícil de corregir, Rafael lo intentó, pero el Cebada no quería llegar hasta el final del muletazo, bonito fue el final por molinetes, su segundo le dio muy poquitas opciones, totalmente parado y sin ninguna transmisión no paró de defenderse a base de continuos cabezazos.

Tomás Angulo cortó un oreja del que cerraba plaza, un novillo que se desplazaba pero que soltaba en exceso la cara a la hora del embroque, consiguió componer varias series por ambos pitones con más emoción que lucimiento antes de que el novillo se viniera abajo y se pusiese a la defensiva, mató de estocada casi entera, entrando muy recto, lo que le valió el apéndice del novillo, en su primero había pasado inadvertido con un flojo Cebada que se metía continuamente por dentro y que embestía por encima del estaquillador.