viernes, 4 de junio de 2010

AVENENCIAS CON JAVIER VILLÁN

Crónica publicada por Javier Villán en el diario El Mundo en su sección Desavenencias el 03/06/2010.

Javier villán

Benéfica y urgente Corona de sonetos

Paseíllo.-Grita el clarín, comienza el paseïllo;/ saludan la Doña Espe y Doña Elena/ mientras una ovación ruge y atruena/ y la llave tomó el alguacilillo./ No es Elena de Troya; ni su brillo/ es el sueño de un dios; mas no disuena./ Es la «Chata» y es de hoy, regia y serena/ que sabe de un juampedro o un cuvillo/ toro quizá le brinden matadores:/ Morante por artista y sevillano,/ Rivera por alcurnia y por majeza,/ Luque por imitar a Cayetano./ Desde el palco real sus moradores/ de la Fiesta coronan la belleza:/ miran igual a plebe y a nobleza.

Primero.-Se abre de capa y oro el gran Morante,/ torero de fulgor y lado oscuro/ que en el portón humea y fuma un puro,/ mas ante el toro es un artista atlante./ Un desgarro, un fulgor, pierna adelante./ Verónicas, adornos, valor duro./ Un quite, fantasía en claroscuro,/ y la muleta suave como un guante./ Manso el cuvillo que se arranca fuerte/ al caballo y al peto y allí quedan/ sus fuerzas; profecía de suerte./ Monosabios colean sin decoro/ antes de que Morante, sombra y oro,/ de un metisaca lo condene a muerte.

Segundo.-Quien te parió tenía la hermosura/ germinal e insurgente de una diosa./ Tu abuelo fue muleta cadenciosa./ Y a tu padre mató la calentura/ de una cornada sucia; una locura/ de vergüenza torera, una insidiosa/ fuerza de amor maldito; rumorosa/ pasión de toro, cante y aventura./ Bien abriste tu senda y tu carrera/ mas ¿dónde está aquel futuro de alegría?/ ¿Dónde el aire mistérico y rondeño?/ Aún te queda el capote por bandera/ y los flecos dorados de un ensueño/ en busca de una errante torería.

Tercero.-Sale el cuvillo, chico y encastado./ Y Luque amaga y traza la verónica./ La protesta es ruidosa y es sinfónica:/ dudan de un toro flojo y chorreado./ Gallea Luque, porfía confiado;/ mientras en suerte pongo lira y crónica/ se ensombrece la tarde melancólica/ y el gentío protesta desairado./ Morante ha entrado a quites, portentoso;/ Luque replica con ardor, no ceja./ Vuelve Morante y torna el de Gerena/ verónicas, chicuelo: todo hermoso,/ si una serie es mejor, otra es más buena./ Por pinchar Daniel Luque pierde oreja.

Cuarto.-Jabonero y bonito ¿quién lo duda?/ La hermosura del toro es evidente,/ lo cual Morante reconoce y siente:/ su nobleza cabal blanda y desnuda./ Si oveja fuera, fuese bien lanuda;/ si semental, de muy pobre simiente,/ pues su embestida es torpe y es gimiente;/ unas veces es blanda y otras ruda./ Otra vez don Morante excelentísimo./ Ergido el talle baja bien la mano en verónica y faltan las trincheras;/ entra al quite arrancado y torerísimo/ el olvidado de antes: Cayetano./ Y nadie le replica: gaoneras.

Quinto.-Mansea el quinto y frena y desconfía. Cayetano se piensa y desvanece./ Su dimensión, fatal, se entenebrece./ Cayetano ni lidia ni porfía./ Se eclipsa su tronío y alegría/ y el empaque de Ordóñez languidece./ Se alza alguna protesta, sube y crece/ la desazón; oscura profecía./ Ni lidia Cayetano ni se adorna; mal el cuvillo y mal el matador./ Con el estoque «Caye» pincha y torna/ a pinchar. Un silencio atronador. La plaza le escatima su fervor,/ y le muestra encendido desamor./ Piensa el diestro, sin ánimos ni amor.

Y sexto.-Frena el toro Daniel Luque enseguida/ y aparecen su garra y compostura./ Torvo el toro, difícil aventura./ Blandea el bicho y corta su embestida./ Luque se emplaza, terco, de salida;/ lidia, cita con fuerza y donosura./ Mientras el toro duda, su figura,/ trata de levantar la tarde herida./ Los de Cuvillo, toros penitentes;/ nobilísimos, flojos, aunque sanos;/ blandos de espíritu y también de manos;/ toros enamorados, reverentes, de la luna o del sol, muy obedientes;/ humildes y sencillos: franciscanos.

Nota.- Esto no es poesía sino versificación. Pero como dudo de la capacidad versificadora de los espontáneos he preferido hacerlo yo solo; y poner a prueba la sagacidad de las secres al teléfono.

Aclaración del propio autor en la crónica de hoy 04/06/2010:

En La venganza de don Mendo, éste, cambiado en juglar, quiere volver a seducir a la putángana de Magdalena y luego «matalla» de un soneto. Algo de eso me barrunto que he perpetrado yo con algunos aficionados que, al hilo de la crónica de ayer, inquieren qué es un soneto. Es una composición poética de 14 endecasílabos en consonante, dividida en dos cuartetos y dos tercetos. El endecasílabo ha de ir acentuado en sexta; o en cuarta y octava, que es ya la repanocha. Riman primero, cuarto, quinto y octavo; en los tercetos la rima puede ser más libre, aunque de dos en dos. El último terceto es resumen rotundo de todo lo anterior. O sea como si Morante, después del tercio de quites de anteayer, bordase el natural y el redondo y además matase a la primera y recibiendo.

La sagacidad de las secres por otra parte, ha quedado acrisolada. Me falta un de, mío, lo que hace un verso cojo por defecto; y me sobra un aquel, también mío, que hace un verso cojo por exceso: o sea que hasta en verso soy fiel a mi cojera. Dos enganchones en una faena de 91 endecasílabos, no es demasiado. Para enganchones los de los diestros. Y basta ya de explicaciones métricas y literarias, que son un coñazo, como la mayor parte de las corridas, de las ganaderías y de los diestros que venimos soportando durante un mes; quien quiera saber, que vaya a Salamanca; Salamanca es tierra de toros y de cultura, cosas con las que espero disfrutar el próximo septiembre.

El crítico taurino y teatral de el diario El Mundo Javier Villán autor de los geniales sonetos ante un ejemplar de uno de sus últimos libros sobre José Tomás.

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