domingo, 25 de abril de 2010

URDIALES SE SALVA DE LA QUEMA DE VICTORINO

Los Albaserrada de Victorino no pasan por su mejor momento y el ganadero de Galapagar y su hijo, son conscientes de ello. Tras no ser capaces de completar un encierro con el mínimo de garantías para acudir a San Isidro y la insulsa corrida de Sevilla, los aficionados albergábamos la esperanza de poder contemplar en Zaragoza la casta y bravura que han caracterizado a los de la divisa azul y encarnada a lo largo de los últimos años, pero las esperaznzas se tornaron en decepción a medida que iban siendo arrastrados con su mortaja de arena camino del desolladero al compás de la música de viento del respetable, cada uno de sus ejemplares.

Se salvó de la quema el cuarto aplaudido en el arrastre que no se empleó en el caballo recibiendo un primer puyazo y un segundo picotazo simulando la suerte, le tocó en suerte a Ferrera que lo recibió con una larga cambiada en el tercio, le apretó cuando recuperó el extremeño la verticalidad para sacarlo en plan lidiador a los medios. Ferrera se puso algo pesado en banderillas donde el toro también le apretó y le costó encontrar los terrenos para reunir, lo mejor el recorte en plan bous al carrer tras clavar al quiebro por los adentros. En la muleta mostró el cárdeno codicia, bondad y recorrido pero Ferrera en ningún momento apostó por bajarle la mano ni por vaciar las embestidas , optando por el medio pase y los remates por alto. Tampoco se confió por el pitón izquierdo por el que el toro seguía embistiendo con similares virtudes. Mató mal y fue silenciado tras ovacionarse el arrastre del Victorino. En su primero se vio desbordado por las violentas embestidas de su oponente con el que lo intentó por el izquierdo aunque el toro tenía mejor condición por el derecho pero Ferrera fue incapaz de someterlo.

El segundo de la tarde saltó al callejón del coso de la calle Pignatelli, empotrándose entre un burladero del callejón y las localidades de barrera, mientras que el público se reponía del sobresalto Diego Urdiales se entretuvo en pegarle cuatro verónicas sobervias, con temple y compás, rematando con una media con gusto. Metió los riñones en el peto en un primer encuentro pero en el segundo no mostró codicia. Se puso complicado en banderillas echando la cara arriba en el capote del Victor, extraordinario en su lidia. En la muleta resultó ser reservón y deslucido teniendo que hacer todo el torero arnedano, siempre perfecto en su colocación para robarle muletazos de mérito por el derecho. Acortó las distancias por el izquierdo muy valiente en todo momento para conseguir sacar de una en una las pocas embestidas que le quedaban al burel, logrando un par de naturales largos. No estuvo acertado con los aceros, aun así el público le hizo saludar tras una calurosa ovación.
El quinto, el más terciado de la corrida, apretó en los adentros de salida cabeceando el capote de Urdiales, no se empleó en el caballo como el resto de sus hermanos y se puso complicado en banderillas donde el Victor tuvo que arriesgar en exceso para dejar un gran par en la misma cara. Llegó a la muleta con una embestida incierta y un poco andarín, pero el riojano enseguida le encontró la distancia idónea y de nuevo gracias a su perfecta colocación consiguió ligar varias series bajando la mano y con profundidad con la diestra. Cambió de mano pero el toro le medía demasiado por ese pitón, bajando el tono de la faena que no volvió a remontar el vuelo, se empeñó Urdiales en arrebatar al reservón Victorino lo poco que le quedaba por ese pitón consiguiéndolo en dos meritorios naturales sueltos. No regresó a la derecha y de nuevo marró a espadas, el público de la Misericordia volvió a premiar con una cerrada ovación los esfuerzos realizados por el buen torero de Arnedo.

El Zaragozano Luis Antonio Gaspar "Paulita" no pechó con el mejor lote de la tarde. Recibió bien con su capote de vuelos morados a sus dos oponentes. Ninguno de los dos peleó con los del castoreño llegando a la muleta de "Paulita" sosos y parados con mejor condición el que cerraba plaza, pero el torero zaragozano tampoco supo aprovechar las pocas embestidas que le brindaron sus oponentes y se perdió en un mar de dudas rematado con un sablazo en los costillares al tercero y multitud de descabellos al sexto.

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